Poemas en noches de insomnio

Aprendi sobre el ayer.

Aprendí sobre el ayer

Una vez conocí a una chica hecha de metáforas, era canción y poesía perfecta. Me enseñó cosas de la vida que jamás imaginé ni en el más loco de mis sueños.

Tenía una mirada gris pero unos ojos azules que te hacían perderte volando en sus horizontes.

Me enseño que nuestro ayer no nos define lo suficiente. Que el pasado solo tiene el valor que le das aunque en el se pierden cosas valiosas.

Me enseñó que el pasado vuelve a ti en forma de cosas, lugares o personas,  pero no me enseñó que también podía venir en forma de letras, olores y miradas.

Me enseñó que el pasado está lleno de sueños no cumplidos, canciones no escuchadas, palabras no dichas, lágrimas no lloradas, amores no confesados, pero no me enseñó que el presente consistía en seguir cometiendo los mismos errores pero con un poco más de gracia.

Si el pasado no te enseña ¿de qué te sirve?

Ella era de la que se derrumbaba con solo un respiro de su pasado, pero odiaba que alguien la ayudara a levantarse.

Me mostró su colección de balas, me dijo que fueron apuntadas a su corazón y todas acertaron, pero lo que siempre la mataba era una palabra.

Siempre nadábamos en el pretérito de su vida un poco más profundo cada vez para que le perdiera el miedo y cada vez era más difícil salir.

Siempre abríamos ese pequeño cajón donde se guardaban sus sueños, sus esperanzas y sonrisas.

Y cada vez era un poco más difícil cerrar ese cajón.

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