"Hay algunos que dicen, que todos los caminos conducen a Roma..."
Sentía que iba a desmayarse en cualquier momento. Su garganta ardía a horrores por respirar con la boca abierta al encontrarse corriendo. Las piernas apenas le respondían. Si se detenía en ese preciso momento sería su fin, él lo sabía. Escuchó el sonido de gritos a su espalda, y nuevamente una piedra impactó sobre su hombro. Quiso llorar, pero si lo hacía, alentaría su marcha y si llegaba a ser atrapado por ellos, y notaban su llanto, nuevamente terminarían rompiendo su muñeca, y el regaño de su padre es lo que menos necesitaba en ese momento. La sangre que corre de la herida en su ceja llegó a su ojo, ahora le arde y ha perdido la visión de su lado izquierdo. En lo que se refregó con su dorso, se ha distraído y cayó de bruces al suelo, rueda un poco al encontrarse en una bajada.
Se levantó, y como pudo, continuó aún más lento, su rodilla sangraba también. Su salvación la encontró al ver cómo a contra esquina una camioneta avanzaba débilmente, repartiendo productos al señor de las verduras de la cuadra, apretó el paso, adelantándola lo suficiente y logrando cubrirse con el gran vehículo de quienes le persiguen. Dobló en la siguiente calle, y al verse con un poco de ventaja, caminó con apenas una poca prisa hasta llegar al mar. Ahí hay una balsa encallada siempre, es del matrimonio Song pero apenas la usan, la ubicó al instante y se metió en ella. La lona que cubre los remos y la protege del sol, también logró esconderlo, y pensó que quizá se quedaría ahí hasta que cayera la noche.
Apenas se sintió protegido, cerró los ojos, apaciguó su respiración y destensó sus músculos. No se escuchaba nada ahí afuera, salvo las olas del mar golpeando contra la madera sobre la que él estaba. Se permitió sonreír y dejarse arrullar. Una mano tocó su mejilla y abrió los ojos, espantado. No pudo ver bien quién era, la tela cubría la totalidad del cuerpo de su misterioso compañero, pero el toque era cálido y cariñoso. La mano subió hasta tocar su herida, gime por lo bajo al sentir la punzada de dolor.
– ¿Duele mucho? –Pronunció una ronca voz. No supo qué decir, sólo asintió, esperando que la solitaria mano adivinara su respuesta con el movimiento–. ¿Dónde más duele?
La mano bajó de su mejilla, recorrió sus manos, extendidas sobre su pecho, su abdomen, específicamente en el área de las costillas, donde cuatro patadas certeras fueron otorgadas. Y finalmente, a su rodilla sangrante. No debía estar tranquilo, con un desconocido tocando su cuerpo sin pedirle permiso. Pero todo era tan cálido y suave, que no podía replicar.
– Cuando la primera gaviota se pare sobre nosotros, iremos a lavarte eso ¿Sí?
Una risa grave y profunda se escuchó dentro de la barca, bajo la lona que la cubre, acompañada de una más ligera e infantil. Eso espantó a la pobre gaviota, que destinó aquellos bultos bajo la tela como su lugar de reposo.
...
El maestro habló con severidad, alzó su voz ante un pobre chico que volvió a olvidar su libro de notas. Aunque el escenario era normal, él cerró los ojos para no mirar cómo las manos de su compañero eran severamente golpeadas por la fusta que tenía su profesor. Cuando la reprimenda terminó, la clase continuó tranquilamente, aún con el sonido de los sollozos quedos del otro joven. La lección de aritmética pasó en segundo plano cuando al mirar hacia afuera pudo ver el mar de nuevo, azotando contra las rocas. El pensamiento llegó fugaz, como un destello ¿Quién era ese chico?
Recordó cómo apenas las risas cesaron se levantaron y quitaron la tela de sus cabezas. Era un chico común y corriente, con sonrisa aun dibujándose por la risa anterior. Su cabello rizado se alborotaba, yéndose a todos lados por la brisa marina golpeándolo. Apenas estuvo el otro de pie le extendió una mano, misma que aceptó al instante, su pierna lastimada no iba a hacer gran apoyo al intentar salir por su cuenta.
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[TK] Love, be loved. Leave, be left.
Fanfiction" - Taehyung-ssi... -Habló-. Algún día vamos a ver una vez más el mar de esta forma ¿Verdad? - ¡Claro! No una, muchas veces. -El otro respondió con una sonrisa. Negó con la cabeza, con una sonrisa delicada. - Me conformo con una sola... Algún día...