Parte 4: Agustina escapa

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Cuando desperté, me encontraba en la empresa, junto a un hombre de traje. Estaba en el piso de un ascensor, me sentía débil, no tenía fuerzas, no podía pensar, no recordaba nada de lo que había sucedido, el me miró, y presionó el botón del piso más alto. No sé que me habían hecho pero sentía que el ascensor subía diagonalmente, no era un ascensor normal.

Mientras el ascensor subía, a lo lejos escuché la voz de una mujer:

-Donde está esa muchacha?- exclamó en voz alta

-En el ascensor- le respondió un hombre

-Dejaste a esa muchacha sola?, búsquenla!- gritó enojada

En ese momento reaccioné y recordé todo, solo pensé, tengo que escapar. Una parte del ascensor era de vidrio, por lo que pude ver la puerta de entrada, y vi a una mujer que estaba entrando, por lo que salté del ascensor y antes de que terminara de cerrar la puerta pude detenerla. Cuando estaba a punto de salir la mujer me gritó:

-Tonta, yo controlo este lugar, yo manejo el tiempo, no puedes salir, todavía estas en mi mundo-

En ese momento pensé un segundo, ella tenía razón, no podía escapar, afuera era igual que adentro, dude un momento en volver a entrar y rendirme, pero tenía que encontrar a mis amigas, ellas tenían que estar en algún lado, por lo que cerré la puerta y me fui corriendo.

Corrí con todas mis fuerzas hasta una esquina, crucé la calle, habían muchas tiendas y muchos autos, la avenida era enorme, mientras corría mi cuerpo empezó a hacerse más pesado, mas difícil de controlar, los autos comenzaron a retroceder, no podía avanzar, parecía que el tiempo se trababa, pero con todas mis fuerzas seguí corriendo. Escuché a lo lejos gritar mi nombre, volteo y estaba ese mismo hombre persiguiéndome, pero los gritos no eran de el, eran voces de mujer. Busqué por todos lados, el semáforo se había detenido el hombre estaba a punto de agarrarme, y veo que dentro de un auto estaban Juana y Diana, gritándome, las tenía que salvar.

Llegué a la vereda y el hombre ya estaba cerca, pero si seguía corriendo estaba la posibilidad de que no pudiera volver a encontrar ese auto, me encontraba al lado de un Kiosco, busqué cualquier cosa con la que me pudiera defender, agarré una silla y luego un letrero y se los tiré encima para esquivarlo, el kiosquero que estaba observando toda la situación, tranquilamente y con una dulce voz me dijo: -tienes que agarrarle de las nalgas-

¿De las nalgas?! No pensé ni siquiera en lo absurdo que sonaba eso, estaba tan desesperada y asustada que simplemente lo hice, el cuerpo se me hacía más pesado, se me dificultaba cada vez más moverme, todo avanzaba pero retrocedía, el tiempo no se podía controlar, el auto dobló hacia la esquina donde nos encontrábamos, mientras las chicas seguían gritando mi nombre.

Lo agarré de las nalgas al sujeto, y raramente, y sin explicación, el hombre no pudo moverse, trataba de agarrarme pero no podía, mi cuerpo ya no se sentía tan pesado, me di cuenta que el tiempo iba más normal si le apretaba más las nalgas, había una mujer pasando a mi lado, 

-por favor- le pedí rogándole, -necesito que le agarres de las nalgas, necesito salvar a mis amigas- y miré hacia donde ellas estaban, la mujer vio toda la situación, vio el auto donde se encontraban ellas gritando, no dijo nada- por favor, por favor- le pedí, y por alguna extraña razón, en ese momento, esas dos personas me habían ayudado.

Fui corriendo al auto, mientras el tiempo iba y venía y abrí las puertas para que mis amigas pudiesen salir

-Rápido salgan!- les grité, -Tienen un punto débil!, sus nalgas, si las agarras no pueden moverse, no sé que sea pero tenemos que intentarlo-.

Y ahí me desperté.

Devuelta a los 80'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora