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Narrado por Tom_ por dios que acaba de pasar, me está invitando a salir.
~Hee Art yo no sé de citas ni nada de eso y la verdad no quiero arruinarlo~
Arturo: ~Tom yo tampoco nunca me imagine sentir algo por un hombre, pero me gustaría que aceptaras, podríamos averiguar qué es lo que de verdad sentimos~. El discurso de Arturo causo una cierta calidez en Tom, se sentía conmovido que a pesar de que ni Arturo sabía lo que sentía quería intentar aclarar sus ideas junto a él. ~Está bien Arturo te dejare que me invites a salir~ dijo tranquilo y termino su frase con una sonrisa inocente.

Thomas no tenía idea como pudo decir eso tan tranquilamente hasta que miro a la botella sobre la mesa y pudo notar que le faltaba más de la mitad, nunca se dio cuenta en qué momento habían consumido tanto vino y ya se había percatado con anterioridad del efecto que este tenía en él, pero hoy quien lo noto fue Arturo.
Arturo: ~Bueno que te parece una cena el domingo~ dijo con una sonrisa un tanto picara, ahora había notado lo seguro y abierto a sus pensamientos que era Tom cuando se pasaba de copas. Era una gran ventaja a su favor, pero no la usaría, primero quería que ambos aclararan sus sentimientos para estar seguros de que no fuera el alcohol aquella noche y el tiempo que habían pasado solos practicando una canción romántica jugándoles un mal juego.

Salieron del lugar y abordaron el auto de Arturo, Tom parecía ya más tranquilo al haber hablado con Art, pero en realidad todo dentro de él se desbarataba en emociones confusas. sentía felicidad de poder haber arreglado la tensión con Arturo y también se sentía feliz de que fuera... correspondido... ese sentimiento, pero más fuere era la pena de haberse visto tan pícaro creía él y el nerviosismo por la... cita... no sabía cómo debía actuar o que hacer. Todo el camino mantuvo los puños cerrados como en un intento de evitar que Arturo notara ese nerviosismo que sentía pero no notaba que Arturo iba de la misma manera, sus manos se ponían húmedas y resbalaban en el volante e iban tan ocupados disimulando lo de cada uno que no se percataron que el otro se encontraba exactamente igual de nervioso.

Cuando Arturo estaciono frente a la casa de Tom ambos quisieron inclinarse hacia la parte trasera del auto para alcanzar el abrigo de Thomas pero solo lograron encontrarse cara a cara y demasiado cerca el uno del otro, se miraron fijamente a los ojos, esos hermosos ojos azules tono zafiro de Arturo se encontraron perdidos en los de Tom, un café amielado tan claro que podían tomar un tono casi dorado. No tardaron mucho un separarse apenados y sonrojados, Arturo tomo el abrigo de Tom con rapidez y se lo entre con delicadeza y un tanto de pena y de igual amanera lo tomo Thomas que despacio abrió la puerta del auto y se bajó, agradeció por los tragos y la charla de un modo más aliviado y se despidió sencillamente para darse media vuelta y encaminarse a la puerta de la casa la cual seguía vacía, John aun no volvía, pero claro aún no era tarde pues apenas pasaba de las 8 de la noche.

Entro a la casa y sin encender ninguna luz logro llegar a su habitación y solo se dejó caer sobre la cama en silencio, tenía mucho en que pensar y no tenía idea de por dónde empezar a ordenar sus ideas así que solo dejo su mente en blanco y cerro sus ojos, pero no se quedó dormido estaba escuchando los autos que pasaban cerca y demás ruidos de los cuales no podía distinguir del todo. Pasados unos minutos escucho abrirse la puerta y pasos hasta su habitación, se apoyó John contra el marco de la puerta y le pregunto ~ ¿todo bien Tom?~ el tiempo que encendía las luz, Thomas se sentó sobre la cama y miro a John preocupado y aterrado; John: ~ ¿Sucede algo? me asustas~.
Tom: ~John tengo una cita~ dijo en un tono tembloroso y aterrado dándole a entender a su amigo que no sabía que pasaba ni que debía hacer o cómo reaccionar, su amigo solo soltó una pequeña risa y se sentó junto a él sobre la cama; John: ~Felicidades amigo, jeje no estés tan asustado, solo se tú mismo y todo saldrá bien. Ahora mejor dime ¿Quién es la afortunada? ~, ups... Tom no había pensado en que ahora tendría que contarle a su amigo que su cita y los pensamientos lejanos le pertenecen no a una chica sino a un chico y no a cualquier chico sino a un amigo con el que comen a diario en la universidad.

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