Tecleando romances

A mi mejor amigo

Tom se quedó en silencio un momento, solo inhalo profundo y dejo fluir las palabras sin pensarlo demasiado porque sabía que si le daba muchas vueltas no podría decirlo.
Tom: ~John... en realidad... no es una chica~ dijo con una voz tan débil y temblorosa que apenas él logro escucharse.
John hizo una seña de no entender bien lo que si amigo quería decirle ~ ¿qué? ~
Tom: ~no se bien en realidad cuando o como empezó, pero parece que ambos sentimos lo mismo y me invito a salir~ El nombre de Arturo no podía salir de la boca de Thomas por más que lo intentara, tenía miedo de lo que podría pensar John sobre ellos.
John: ~ ¿Dime quién es? ~ dijo confundido, no entendía bien lo que Tom quería explicarle, ¿por qué le costaba tanto decirle quién era?, así que Thomas cerro los ojos y lo soltó solo así.
Tom: ~Arturo, Es... Arturo~ no quería abrir los ojos y ver qué clase de reacción había tenido John ante eso, ambos estuvieron en silencio un par de segundos nada más porque John no tardó mucho en hablar.
John: ~bueno eso explica por qué nunca te llamo la atención ninguna chica~ al escuchar eso Tom abrió los ojos, miro a su amigo y se encontró con una amable y tranquila sonrisa algo burlona por el comentario que acababa de hacer.
Tom: ~¿No te molesta?... que tu mejor amigo y compañero de apartamento salga con un hombre... que es también tu amigo~
John: ~por supuesto que no ¿Por qué habría de molestarme? cada quien tiene sus propios gustos e ideas, además a mí nunca ni hasta la fecha me hiciste ningún daño con eso. ¿Por eso era que no querías decirme quién era?, ¿creíste que me molestaría?~
Tom: ~Pues sí, tenía miedo~
Thomas bajo la cabeza como apenado y en un momento sintió en su hombro la mono de su amigo.
John: ~Tranquilo, somos amigos desde que tengo memoria y no voy a alejarme de ti solo porque tienes gustos diferentes a los míos, mejor cuéntame cómo paso y maso menos desde cuando crees que empezó~
Tom se relajó más de escuchar las palabras de su amigo y se dejó caer boca arriba sobre la cama y antes de contestar a las peticiones de John recordó... ~John espera, tu cita ¿Cómo te fue?~
John: ~jeje pues la verdad... *se froto el cuello con la mano y se sonrió al tiempo que se dejó caer sobre la cama igual que Thomas* super bien, ella es divertida, es inteligente y muy hermosa tiene una mirada profunda y una sonrisa tan perfecta, quiero invitarla a salir de nuevo~
Tom: ~vaya nunca se había visto tan perdido jeje~
John: ~jeje es increíble pero cuéntame sobre tu y Art~
Thomas comenzó su historia desde que comenzaron los ensayos para el concurso, fue algo difícil cuando tuvo que contarle a su amigo sobre aquel beso pero el comentario de John no solo le pareció divertido sino que le ayudo a contarle con más fluidez *John: ~vaya vaya habrá que cuidarlo cuando beba, no vaya a ser y se quiera pasar con mi mejor amigo ese Arturito jejeje~* y al final Tom termino donde entro al departamento y se dejó caer sobre la cama.

Después de conversar un tiempo ambos tenían que dormir así que John se retiró a su cuarto y Tom se preparó para dormir y ya una vez en la cama decidió mirar el celular, la hora marcaba 11pm y tenía un mensaje, era de Arturo de como 30 minutos antes.

Tom: ~ ¿debería contestar? ya hace media hora que me lo mando~
Thomas no lo pensó mucho al fin de cuentas quizás ya se habría dormido. 

Cerro los ojos sin intención de dormir aun, tenía mucho en que pensar y mucho que procesar de un solo día, pero apenas pasado un minuto escucho sonar su celular y al mirar efectivamente era Arturo, sabía que si después de 30 minutos aun respondió no se dormirían pronto así que se acomodó sobre la cama en una posición cómoda para sostener el celular y escribir.

No fue una conversación tan larga como Thomas habría pensado, pero fue difícil para ambos leer y responder al otro, no sabían cómo tratarse. Arturo sabía que no podía tratar a Tom igual que a una chica y Thomas no sabía nada de aquel mundo del romance y el amor.

Ambos pasaron mucho tiempo pensando y procesando todo, intentando responder las nuevas preguntas que se formulaban en sus cabezas, pero la verdad es que ninguno sabía que pensar y ya muy entrada la noche se quedaron dormidos, ninguno lo sabía, pero se habían quedado dormidos al mismo tiempo, como en una historia de amor en la que solo la noche podía verlos a ambos a pesar de la distancia y guardar sus secretos.