Omega Huraño (Higuel)

The last chance

—¿Estás seguro cabrón?—ambos morenos miraban al menor de los Rivera, quien ridículamente estaba eligiendo con sumo cuidado la ropa que usaría —no quiero ser grosero ni nada, pero el mayor acercamiento que has tenido con ese chico ha sido por tu hermana, no me hagas mucho caso, pero es más probable que acepten a Coquito como alfa que a ti

—Para empezar aún no sabemos que es Coquito y en segunda que nos hayamos encontrado tres días seguidos ¡es una señal! —ambos morenos intercambiaron miradas, si no supieran que el moreno se ponía así de estúpido cuando le gustaba alguien pensarían que le hicieron un amarre.

—Estoy de acuerdo con Leo, ¡Miguel por dios! la primera pasó porque Coquito lo admira y nosotros la perdimos por pendejos, la segunda es porque Priscila quería encontrar algo para intentar impresionar a Coquito y que esta la aceptara y la tercera es porque Coquito se enojó porque Priscila fue con ustedes y al ver al chino fue con él, todas esas veces han sido por ella incluso Pri tuvo mucho que ver, no por ti y si se encontraron era porque el está exponiendo ahí, entonces, así que digas, que casualidad pues no—el mayor de los Rivera intentaba que su hermanito pendejo entrará en razón, maldita sea la hora que los genes Rivera apendejaban cuando se interesaban en alguien—, además aún está el hecho que su hermano no te quiere cerca.

—Que el chico no te tolera cerca.

—Que ya sabes que te puede meter un vergazo capaz de romperte la nariz.

—Qué Priscila está afuera con serenata

El trío de mexicanos camino rápido a la ventana, vaya esfuerzo de la chica y vaya ganas de escapar del menor

—¿Por qué no sólo la rechazas? es más fácil y evitas estos pedos... y una demanda al chino por atentar físicamente contra una persona—habló el moreno de la coleta

—Es mi amiga, le he demostrado que sólo somos amigos, además ella provocó a Hiro—el menor se separó de la ventana y regresar a su detallada labor de escoger la ropa "perfecta" para ese día. Las exposiciones de ciencias terminaban hoy, por fin era viernes, sería la última oportunidad del moreno de conseguir al menos el permiso para hablar con él, sin correr el riesgo de mandar mensaje y que lo bloqueen.

—Pero si no eres directo seguirá creyendo que tiene oportunidad —murmuró el mayor de los hermanos, todos estaban cansados de esa situación.

—¡Miguel Rivera! o callas a esa mujer o le aviento la maceta, estoy trabajando con circuitos y chips de personalidad y asistencia, ¡si algo sale mal no sólo ella recibirá una maceta en la cara!— el trío de jóvenes miró a la menor de la casa, normalmente tenía una mirada linda y amable, pero cuando trabaja en sus proyectos o cuando la omega estaba presente la actitud de la menor era totalmente diferente, ahora ambas situaciones juntas era de cuidarse, ahí venia la teoría de ambos Rivera, la ciencia te hace amargado—estás advertido Miguel —tal como entró la pequeña se fue dejando a los jóvenes tanto asustados como con las ganas de que su hermanita se encargara de la situación de allá afuera.

—Ya la escucharon, a detener esa serenata —sonrió el de la coleta mirando a los hermanos, se divertía cada vez que debían parar los "románticos" planes de la castaña hacía el azabache

—Vas Miguel, no hagas enojar a Coquito —como buen hermano y amigo sacaron de la casa al menor de los Rivera, que afrontará las cosas como cómo hombre o ya de pérdida como niño.

—¡Miguel!,  pensé que no iba a salir, perdón mi voz no es tan asombrosa como la tuya o la de Marco, pero es con sentimiento —el moreno veía incómodo a la joven y de reojo por la ventana a dos chismosos de primera.

—Si, bueno, ya sabes que me iré de gira muy pronto, entonces no creo que se buena idea que hagas esté tipo de cosas, quiero decir al final encontrarás a alguien mientras no estoy, así que mejor empieza a ver otras opciones y bueno... ¿así? —el moreno era un asco rechazando personas, pero normalmente le entendían a la primera, a excepción de la castaña quien llevaba al menos dos años aferrada a una oportunidad con el morocho.