Mamada

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—Hiro, tenemos junta, muévete—el mayor de los Hamada intentaba despertar a su hermanito, la noche anterior se había quedado escribiendo quien sabe qué cosa, algo raro para el mayor, pero ahora que sabía más de Hiro, se sentía más tranquilo—, Hiro...

—Ya escuché—murmuró levantándose sin ganas y mirarse al espejo, otra vez había pasado—, ¡¿qué carajo?!

—¡Lenguaje!—se quejó el mayor de los Hamada ignorante de la apariencia de su hermano—. Hiro, no es mi... ¡¿qué demonios te paso?!

—Créeme que si lo supiese no me hubiese alterado—habló enojado mirando el rastro de sangre en su nariz y sus labios resecos

—Hiro...estás...

—¡NO LO DIGAS!—habló entrando rápido a el baño, necesitaba una ducha, ¿qué sucedía?, bendito día para que su cuerpo actuara así.

Después de una larga ducha y muchos supresores ambos salieron rumbo a la reunión tan importante, después de esta el menor era interrogado por su hermano y su cuñada.

—¿Qué hiciste ayer?—murmuró pasando un cubito de hielo por la frente del menor, su nariz nuevamente sangraba

—Nada fuera de lo común, después del patrullaje me puse a escribir algunas prácticas y planos, hablé con Miguel y me dormí, nada fuera de lo normal—murmuró sujetando el pañuelo en su nariz.

—Otro descontrol hormonal, el primero fue en México, ahora aquí, tal vez tienes mucha presión Hiro, deberías descansar.

—Tal vez, dejare algunas cosas, sólo dejaré las principales como ese tema y mis inventos próximos —murmuró recargándose.

-—¿Y hablar con ese chico? —murmuró su hermano mientras observaba preocupado la sangre.

—Eso no se pregunta, es muy clara la respuesta—murmuró rodando los ojos y cerrarlos después, faltaban dos meses para ver al mexicano, sólo eso.

—¿Después de esto vamos a casa?—murmuró la rubia mientras veía con preocupación la apariencia del menor, pero para dentro de unas horas se vería increíblemente adorable, tal como la última vez.

—Por favor—murmuró el menor quitando el pañuelo, su sangrado se había detenido—. Esperen, esa voz—susurró levantándose y escuchar atento, en efecto, ¡estaban pasando canciones de Miguel y Marco!

—¡Hiro!—el sangrado en el menor volvió a aparecer manchando su camisa, ¡odiaba lavar!—, vamos a casa y que Baymax te revise.

Sin más palabras los tres salieron del edificio camino a casa, querían ver que sucedía en ese día.
....

Pov Miguel
—A ver cabrón, no entiendo— miré a mi hermano en duda, ¿de qué chingada madre hablaba este wey?

—¡Qué veas esta perra mamada!—tomé su celular y empezar a leer una noticia—. ¡Dijiste que habías rechazado a Priscila, mamón!

—Lo hice...según yo—murmuré viendo el vídeo que venía en la nota, ¡ella se estaba llamando a sí misma mi novia!

—A ver cabrón, si esto lo ve Hiro, se va a ir a la mierda todo tu progreso, ya tienes un gran avance, incluso él ya toma la iniciativa de mandarte cartas, si no mal recuerdo ninguno de los dos se agrada, entonces va a valer para pura verga todo lo de estos meses

—¡La puta madre!—murmuré corriendo por mi celular, debía marcar.

primer pitido, nada

segundo, nada, 

tercero, nada 

—¿Bueno? ¡Miguel!, hace mucho que no hablamos—solté un suspiro tanto de alivio como enojo

Omega Huraño (Higuel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora