04.

11 1 0
                                    

-Pequeña, quedan diez minutos para llegar, pero no creo que te guste que te vean durmiendo y babeando en la ventanilla.

Me acomodo rápidamente, las sabias palabra de Ale tenían razón. -No seas tonto, yo no babeo.

-¿A no? ¿Y eso que es? -dice señalando mi labio.

Me miro corriendo en el espejo. -Serás mentiroso. -le lanzo una cara maligna.

-JAJAJAJAJA te has acojonado en verdad.

-Normal. -me pongo seria para parecer enfadada pero no logro. -JAJAJAJAJA ha sido un poco gracioso, pero solo un poco. ¿Cuánto queda?

-Pues, ya estamos cerca de casa, dame ese mando de la guantera.

-¿Este?

-Sí.

Ale se para en una enorme casa, le da al mando y mete el coche.

Bajamos, y me enseña toda la casa.

-Esta será tu habitación este tiempo.

-Es preciosa, gracias.

Volvemos al coche para coger las maletas.

Subo a la habitación y empiezo a colocar toda la ropa.

Ale entra.

-¿Puedes bajar? Han venido unos amigos.

-Claro, oye...-cambio de cara y Ale también. -¿Hay algo de comer? -termino con una sonrisa.

-Me has asustado joder, sí, pero ahora pedimos unas pizzas.

Me levanto de la cama, bajo las escaleras, en frente hay un espejo y me coloco un poco el pelo. Voy al salón.

Sin rumbo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora