Víctor

Anciano, calvo, frenteforov, idiota, animal, pesado, inmaduro, insensato, tonto, irresponsable, irreflexivo y tengo más palabras para describir a Víctor Nikiforov.

Cuando llegué a la pista de Yakov a los 8 años, sabía que él estaría ahí y todo el camino de Moscú a San Petersburgo lo pasé ensayando mentalmente la forma en que lo saludaría, pensando en las sabias palabras de mi abuelo "la primera impresión, jamás se olvida" aún recuerdo como mis manos sudaban mientras me ataba los patines para iniciar mi práctica, Yakov decidía no hacerme entrenar con los infantiles, ni con los junior en mi primer día, lo haría en la misma pista que Nikiforov y Popovich.

Georgi quiso hacerse el simpático conmigo y Víctor solo observaba la interacción a prudente distancia, en realidad no estaba tratando de ser amable, si no de leerme la cartilla en cuanto a patinar con Feltsman se refiere, que debía ser consciente del gran privilegio que eso significaba y más porque yo o más bien mi abuelo, no estaba pagando por esto, cosa que parecía molestarle mucho.

Ahí intervino Víctor, que a la sazón tenía 20 años y ganados dos gran prix unos juegos olímpicos con medalla de oro a cuestas, 5 nacionales, 3 mundiales, 4 campeonatos europeos y un increíble número de contratos por publicidad.

—Si te preocupa eso, yo lo pagaré—dijo patinando alrededor nuestro y en un gesto divertido, pero con la voz cargada de advertencia soltaba—déjalo en paz.

—¿El pequeño estará bajo tu protección?

—¿El pequeño necesitará mi protección?

Se retaron, claro, le di un puntapié a Popovich en la espinilla para dejar en claro que me tenía que respetar, el tiempo de castigo que Yakov me impuso Víctor lo pasó conmigo, contándome un montón de historias que había vivido como patinador.

Y así comenzó todo, con Víctor salía a pasear los domingos por la tarde o pasaba el fin de semana en su casa, le conocí dos novias a las que hice huir y un novio al que no soporté y con el que Víctor terminó cuando lo puso a elegir entre él y yo. Claro yo siempre refunfuñando y protestando por su encimosa presencia, fue Víctor quien con su "encantadora" personalidad me salvó varias veces cuando en la escuela (mientras fui a ella) me metía en problemas, la mayoría de las veces por defenderme de las burlas sobre mi delicada apariencia.

Fue Víctor quien pagó a tutores particulares para sacarme del pesado ambiente escolar cuando el bullying me pasó la factura y comencé a vomitar todo lo que comía. Comenzó a pasar la navidad en mi casa y mi abuelo también sucumbía a sus encantos, pagó la hipoteca que sobre nuestra casa pesaba y ayudó a mi abuelito a poner un pequeño negocio que se especializa en postres, pirozhki y bebidas calientes, que va muy bien y es de lo que mi abuelo se mantiene actualmente.

Con Víctor conocí disneylandia, prometió que si ganaba el campeonato nacional infantil me llevaría y que si ganaba el mundial infantil, me compraría en ese viaje todo lo que deseara. Fue él quien convenció a Yakov de dejarme tener a Potya.

En mi último campeonato infantil, antes de pasar a junior, me hizo prometer que no haría saltos que me pudieran lastimar y que obedecería a Yakov a cambio de hacer mi coreografía en mi debut senior, fue Víctor quien se enfrentó a la federación de patinaje por mí, cuando me quisieron saturar de contratos desde que cumplí 14 y a un año de debutar como senior. Él fue quien estuvo a mi lado cuando hospitalizaron a mi abuelito y pago la mejor atención para garantizar su recuperación.

El nunca escatimo nada para mí, ni tiempo, ni dinero, ni atenciones, ni hubo momento en que yo le llamara que no respondiera, ni ocasión en que no acudiera cuando lo necesitaba.

Me enseñó a lidiar con acosadores camuflajeados de admiradores y a manejar mis clubes de fans para tener la mejor relación con ellos, fue Víctor quien pago mi seguridad cuando un fan llegó más allá convirtiéndose en acosador y fue tras su espalda que me escondí a los 13 años cuando ese imbécil quiso tocarme y sin dudarlo él se interpuso.