Una soledad acompañada.

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El frio viento golpea en mi cara haciendo que deba taparme mejor con mi bufanda. Mi capucha se sale de su lugar gracias a la intensidad del viento, me achico en mi lugar en un intento de retener un poco de calor en mi cuerpo. Mi cabeza dolía mucho, mis sentimientos dolían mucho. Tantos pensamientos y ni uno solo concreto, me encontraba tan confundida.

Sigo mi paso no muy decidido como me gustaria, pero me cuesta mucho mantenerme de pie. Una lágrima resbala por mi mejilla en un intento de dejar salir todo el dolor que siento, estoy tan llena de ese sentimiento, que no tengo mas lugar en mi cuerpo para retener tanto.

Levanto mi mirada al cielo, tan brillante para ser un dia tan malo. Sigo caminando centrando mi mirada ahora en una figura, mas bien una persona muy conocida para mi, sentada en un banco, agachando mi cabeza me dirijo hacia alli. Su cabeza estaba a gacha, sus manos adentro de su bolsillo y su gorra tan caracteristica de él en su lugar. Mi cuerpo cae sentandome a un lado del suyo, su mirada no se despega del piso y su posicion no cambia.

Recuerdos llegan a mi mente, tantas mañas, tantos besos, tantas miradas, tantas sonrisas, debí saber que no serían eternas. Lo bueno termina tan injustamente pronto.

-Te fuiste- susurró.

Un suspiro escapó de mis labios lista para responder pero él me corta.

-no me refiero a eso, hoy, cuando me desperté, ya no estabas al lado mio.- habla.
Una sonrisa amarga aparece en sus labios y habla antes de que pueda responder -pero se supone que tengo que acostumbrarme ¿no?.

Mi mirada se centró en él -se supone- suspiré.

-no hay forma de hacerte cambiar de opinión ¿no?- me miró en forma de súplica.

Mis ojos se centraron en los suyos, guardando cada uno de los detalles de su rostro, ese que tantas sonrisas me sacó.

Mi mano viaja a su rostro ahuecando su cachete, en respuesta a mi acto el se acurruca en ella.

-no, no hay forma- susurré.

Una lágrima bajó por su mejilla y se la seca disimuladamente separandose de mi, estaba avergonzado y lo sabía.

Tomo tu menton atrayendolo de nuevo a mi para que me mire y seco sus lágrimas con mis manos.

- ya me tengo que ir- susurré con nuestras frentes juntas- se esta poniendo oscuro.

-un beso, solo uno, por favor- suplicó.

Acercandonos, cara a cara, su respiracion mezclandose con la mía, listos para fundirnos juntos. Pero mi boca cambió su rumbo hacia su mejilla, dejando un beso alli.

-adios Agust- susurré.

Su rostro producia confución y mucha tristeza. -espera- me detuvo tomandome de la mano- Juliette yo...- lo corté.

-no Agust, no esta vez- mi voz se cortó. -no lo tomes como una despedida, tomalo como un hasta siempre- lloré- chau mi amor.

Los humanos debemos aprender a disfrutar en el momento que lo tenemos, apreciar a las personas que nos acompañan, porque una vez que se van, que ya no podemos abrazarlas, nos sentimos tan solos cuando en realidad estuvimos muy acompañados.

Caminando entre líneasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora