1. ᴄᴜᴀɴᴅᴏ ᴛᴇ ᴄᴏɴᴏᴄÍ

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Los cabellos blancos caían como cascada en el césped. Eran lisos, totalmente lisos, pero unos daban vueltas enredándose con otros. 

Su mano se encontraba en el suelo, una pálida con articulaciones ligeramente coloradas. Sus uñas largas y filosas, listas para acabar con una vida en segundos. Era una mano delgada y bella, con dos franjas rojas asomándose peligrosamente.

Su ropa estaba ensangrentada. En cada lugar de su cuerpo se encontraba una mancha puro o diluida en su ropa. Por otro lado, su armadura se encontraba partida casi a la mitad, sucia, ensangrentada e inútil, pero nada, absolutamente nada, nada le hacía ver menos divino.

Su rostro se encontraba como en un sueño profundo, sus párpados pintados de rojo carmesí, coloreando su rostro con una antítesis perfecta. Sus mejillas estaban rojas, no por un sonrojo de cansancio, sino por sus líneas pigmentadas en el él, incluida una azul, una marca divinamente nociva para los humanos que gritaban silenciosamente que él es un Dios.

Estaba echado, con el rostro al aire fresco y con una tranquilidad que le hacía querer soñar junto con él. Tenía a su lado, una especie de futón con forma extraña y peluda. Y sin embargo, este también le daba un aspecto celestial, un verdadero ángel de la pureza.

Estaba mirándolo. Y parecía que él no se daba cuenta. ¿Podría ser que el ángel de la guerra estaba tan herido?

Me acerqué un poco, entre la maleza verdosa y un poco tosca, a la cual estaba acostumbrada sin darme cuenta. ¿Voy? ¿Me acerco?

No respiro con normalidad, traté de pasar desapercibida y también traté de irme lejos. Y a pesar de los esfuerzos por no hacer bulla, aun así no pude irme sin hacer ruido, aunque en sí, ni siquiera avancé 3 pasos. 

No podía irme así como así. Esta era mi primera estando cerca a un ángel, ¿No debería adorarlo para que le de buena suerte? o al menos, que me dé una buena nueva vida...

Me alcé por entre todas las plantas, y por fin pude verlo con claridad. Y aunque estuve muy decidida desde el comienzo, mi coraje se perdió cuando sus pupilas y ojos rojos se asomaron con fiereza. 

Una mirada tenebrosa, con intenciones de matar. No podía huir, solo podía quedarme asustada... ¡Pero era tan divino! ¡Tan perfecto! 

Podía tener una mancha de sangre en su rostro, y su hermosa presencia aterradora permanecía allí, como un loto banco que no puede ser impuro. 

No, yo tenía que acercarme. 

Y sin dudar, avancé. 

Grata fue la sorpresa que me llevé al conocer a la única persona a quién yo le importaría, al ángel de la guerra, el Dios de la fiereza.

Porque todo cambió solo cuando te conocí...





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Lo hice en primera persona para que experimenten lo que Rin alguna vez sintió.  ₍՞◌′ᵕ‵◌₎♡

𝕆𝕟𝕖 𝕤𝕙𝕠𝕥❜𝕤 𝕕𝕖𝕝 𝕊𝕖𝕤𝕤ℝ𝕚𝕟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora