La razón

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¿Alguna vez han escuchado esa frase: "No le digas al corazón que piense con razón"?

Mientras sonaba mi teléfono y lo levanté y ella dijo: <<Eres tu el que venía por mi despues de todo>>

Sorprendido por lo que ella había hablado no supe qué decir. Tosí un poco para cobrar un poco el ánimo y sonar inteligente. Luego dije: 

<< Sí claro, mucho gusto. ¿Seguramente Oscar le habló de mí en la oficina ?>>

Ella casi como si fuera muda solo asintió con la cabeza y dijo que nos fuéramos. Ella se levanto y me volvió a ver un poco insegura.

Me pareció algo gracioso oirla preguntar: <<¿Dónde está el auto?>>

Le respondí:

<<Bienvenida al campo. Vamos a tener que caminar un poco hasta el hotel.>>

Ella me miró con asombro. Así que seguí hablando para que no fuera incomodo... <<De todas formas en este pequeño pueblo a esta hora ya todo el mundo duerme. Aunque nunca faltan los bares que sí cierran tarde.>>

Ella no dijo nada y volvió a meter el celular en una de sus maletas. Era como si ella fuera una especie de persona muy introvertida.

<<¡Déjeme que le ayude con eso!>> Tomé una de las dos maletas, la más grande y la cargue en brazos.

Sentía algo extraño dentro de mí, como si mi corazón se sintiera algo nostálgico caminando por las calles de aquel pueblo colonial. ¿Tal vez era la luna llena? O sería: ¿Las veces que me quedaba despierto hasta tarde y caminaba por las noches solo?

Sin duda eso no importaba en ese momento, porque al día siguiente había mucho trabajo que hacer. Solo de pensarlo ya me hace sentir con algo de pereza.

Aun en la noche el calor del lugar se sentía, pero lo molesto era la sensación de humedad.

Estaba empapado en sudor.

Caminamos un poco hasta llegar a la entrada del hotel. Las luces ya estaban apagadas y los gatos con sus ojos encendidos nos miraban desde los tejares. Eso fue muy curioso.

En la entrada de la habitación puse un momento la maleta en el suelo y pregunte:

<< Disculpe que sea un poco descortés. ¿Puedo preguntarle su nombre colega?>>

Ella no me respondió. En cambio se enojó y me dijo:

<<¡Oiga tenga cuidado con eso, ahí va mi computadora!>>

Me puse rojo como un tomate. ¿Como pude ser tan torpe?

Ella tomó el bolso y me dijo: <<¿Piensa abrir?>>


En silencio sin decir nada saqué las llaves de la habitación y abrí. Encendí la luz y entramos los dos. Ella puso sus cosas en un mesa que había en el lugar, se quitó las botas que andaba y luego al igual que yo se tiró a la cama.

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Estaba tan cansado que esa noche no pensé en nada extraño por quedarme con ella en la misma habitación. Así que solo encendí en aire acondicionado y apague la luz y no dije nada.

Ella no preguntó por la cena o por el día siguiente. Ni por el proyecto o por mi viaje. Todavía no sabía porqué estaba ahí. Solamente se que Melissa estaba ahí esa noche y yo no sabía nada de ella, ni siquiera su nombre.

Ninguno preguntó por el otro. Ni por sus nombres o si roncamos, o si somos sonámbulos porque eso es algo importante cuando duermes con alguna persona por primera vez. Cuando realmente solo vas a dormir.

Y yo tampoco le pregunté cosa alguna esa noche. Ni por su viaje o si sus cosas estaban bien. No pregunte si tuvo problemas con la señal del teléfono y se le cortó su canción favorita en el clímax, o ¿Si pensaba que la naturaleza mantiene una batalla con la ciudad y que lo verde aquí lleva las de ganar?

No pregunte ninguna cosa. Solo la deje en paz, me pareció que era lo mejor, porque ella se veía cansada y yo tambien despues de ese viaje tan largo. ¿Quien no lo estaría?

Al cerrar mis ojos esa noche seguía siendo yo. Sin duda lo era.

No importaba si estaba en otra cama viendo de nuevo otro techo, sin poder cerrar los ojos.

Recordaba el viaje y todo lo que me llevó a estar en el sur. Yo sí tenía hambre y ninguno de los dos cenó esa noche.

Es curioso que la decisión que me llevó a ese lugar fuera por un capricho. Pude negarme y decir que renunciaba. ¡Que mandarán a otro!

Estaba oscuro y yo no podía dormir sabiendo que al día siguiente tenía que estar temprano para ver el avance de la obra.

Miraba y miraba el cielo raso y graciosamente encontré que el cielo era irregular, que tenía alguna que otra manchita amarilla. Aunque tal vez solo era mi imaginación.

También en esa noche descubrí que no me gusta el aire acondicionado en la noche y que la luz que emite su pantalla no me deja dormir.

Descubrí que había un olor a guardado en esa habitación y que el perfume que estaba usando la señorita que estaba dormida junto a mi en la otra cama  olía muy rico. 


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⏰ Última actualización: Apr 08, 2020 ⏰

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Notas de un viajero al surDonde viven las historias. Descúbrelo ahora