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Habían pasado unos días desde la última vez que puse pie en aquél lugar. La imagen viva de Shigaraki presionando sus manos contra mi cuello en mi consciencia. Odiaba recordar todos esos momentos, pero sabía que no tenía ningún poder especial para evitarlo.

Odiaba reconocer a cada uno de ellos.

Odiaba pensar que antes de llegar a ellos, creía como un ingenua, que sólo eran personajes de serie. Que nunca iban a ser reales.

Ahora, vivo con el terror de caer dormida y terminar en los brazos de alguno de ellos.

(...)~

Parpadee seguidamente, sintiendo unos brazos rodear mi cuello por detrás, un ligero aire pasando por mi nuca hasta llegar a mi oído izquierdo.

Te encontré, pequeña~

Temblé en mi lugar, apretando mis manos en puños al tomar coraje y voltearme de golpe.

Nada.

Sólo habían árboles detrás mío que eran parte del bosque local.

Mantuve mi vista en el mismo lugar, sentía los nervios acariciar mi piel y no confiaba nada de lo que estaba pasando en esos momentos. Aquella voz... esa era la voz de Dabi.

Uno de tantos lunáticos de aquella dimensión, a la cual no quería volver.

— Tengo que dejar historias de terror - susurré

Inclinándome hacia delante, dejando mis codos sobre mis rodillas y pasando mis manos sobre mi rostro, suspiré. Qué bueno venía si solo entraba en pánico cada cinco segundos? Sé cómo defenderme, no tengo porque estar tan tensa.

Decidiendo que era mucho aire del exterior por hoy, me levanté de la banca, agarrando camino hacia mi hogar con pasos ligeros. No sentía muchas ganas de volver, sabiendo que en cuanto mi cabeza diera con la almohada caería dormida. Y por ahora, no quería verlos.

Ni siquiera quería tenerlos en mi mente.

Odiaba pensar que ellos eran totalmente diferentes a lo que el resto del mundo conocen.

Día a día pienso que me topé con una realidad la cual se mantenía en secreto, que nadie tenía que saber de ello. Que yo terminé descubriendo por pura... suerte? Casualidad? Tragedia?

Sacando las llaves de mi apartamento, y abriendo la puerta antes de cerrarla a mis espaldas. Respiré el aire de bienvenida que me daba el lugar, sonriendo ligeramente ante la paz que encontraba entre estas paredes.

Dejando mis zapatos en la entrada, junto con las llaves a un lado, me encamine a la cocina.

Deteniéndome unos pasos dentro.

Mi cuerpo tembló en su lugar y restregué mis ojos. Mi respiración no llegaba a mis pulmones y mis manos sudaban de los nervios... acaso había visto mal? Creo que necesito lentes...

Tal vez medicina para dejar de alucinar?

Bajé la mirada, lentamente siguiendo unas marcas de zapatos hasta el largo corredor que había enfrente. La oscuridad consumía el pasillo y mis piernas no querían avanzar.

El presentimiento de que algo andaba mal... obviamente!

Hay malditas marcas de zapatos que no son mías! Demonios, (...).

— Tengo que admitir –

De la nada. Mi pánico rompió por las nubes.
No podía respirar y cualquier sonido que había antes, desapareció.

Solo escuchaba nuevos pasos. Ojos brillando al final del corredor.

— No creí que manifestarse en esta realidad sería tan difícil~

Dabi...

Puedo salir de aquí. Miré detenidamente sus movimientos, mordiendo mi labio inferior mientras retrocedía hacia la puerta.

Pero seguía retrocediendo y no lograba chocar contra nada. No sentía la maldita puerta y con escape en mente, me volteé.

Vamos a casa, si?~

Reality changer; Villain!AuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora