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Llevaba unos días ya en el pueblo, casi todos los días recibía algún mensaje de Elio e incluso alguna que otra llamada que le hacía llenarse de esperanza, que las cosas no cambiarán, que Elio hubiera empezado a sentir lo mismo que él, pero que al igual que Agni, no se atreviera aún a decir nada.

Sus esperanzas y sus sueños fueron en aumento, aparte de estar encantado de pasar tanto tiempo con su abuela a la que había extrañado tanto. Los días se han ido deslizando suavemente mientras Agni recuerda su niñez y ayuda a sus antiguos vecinos, todos parecen alegrarse mucho por él.


-Buenas noches, Agni. -La profunda voz de su marido le hace estremecer, el teléfono hace que le sienta más cerca de lo que realmente está. - ¿Cómo estás? ¿Qué has hecho?

-Estoy bien, hoy estuve arreglando algunas cosas en casas de mis vecinos, bastante liado. -Se acuesta en la cama, mientras siguen hablando. - ¿Cómo estás tú? ¿Has hecho todo ya?

-Sí, he hecho todo, más o menos. Tengo dos o tres reuniones más aún. -La voz muestra un poco de emoción. -Estoy bien, pero te extraño mucho. Te echo mucho de menos, tengo ganas de verte.

-Te recuerdo que fue idea tuya todo esto. -Siente que su corazón se desboca, al oírle decir estas cosas sus ilusiones vuelan pensando que quizás Elio le ama. -Aún faltan dos semanas para vernos.

-Lo sé. Soy culpable, pero tengo mis razones. -Se escucha un suspiro. -Además tu abuela, seguro está de lo más feliz.

-Solo por eso vale la pena todo. Nunca había visto a mi abuela tan feliz. Por cierto, te manda muchos besos.

-Dale recuerdos míos también. Por cierto, cuando volvamos a vernos hay algunas cosas que tenemos que hablar y decidir juntos.

- ¿Es serio? -Se asusta y preocupa sin poder evitarlo.

-No es nada malo. No te preocupes. -Se hace un pequeño silencio. -Agni, lo siento, tengo que colgar. Mañana madrugo.

-De acuerdo, buenas noches y que descanses.

-Buenas noches.

Agni se deja caer en la cama abrazando la almohada, su corazón retumba mientras él se siente lleno de amor, por cosas como esas es que no puede darse por vencido, "te echo mucho de menos" y ya piensa que Elio también lo ama. Se quedó dormido tan feliz que al día siguiente seguía loco de felicidad.


-Buenos días, cariño. -Su abuela le sonríe mientras desayunan. - ¿Pasa algo bueno?

-Nada en especial, solo desperté así de feliz.

-Me alegra que las cosas te estén yendo tan bien. -La mujer le observa unos segundos. -Sabes que puedes decirme cualquier cosa, que te quiero mucho y mientras seas feliz nada más me importa.

-Lo sé abuela, te lo cuento todo. -Se siente culpable, pero no quiere contar nada, aún no está preparado. -Te dejo abuela, volveré para el almuerzo, estaré en casa de doña Rosarito.

-De acuerdo, hasta luego.


Esa tarde tras dar un paseo con su abuela, regresaron a casa donde poco después llegó una vecina de visita, mientras ambas señoras hablaban el móvil de Agni comenzó a vibrar, tenía varios mensajes de un número que no tenía guardado en la agenda, pero que aún recordaba. Sorprendido decidió leer que es lo que quería decirle su padre adoptivo.

"Soy consciente que no quieres saber de mí, el abogado ya me informo de tu intención de revocar la adopción. Espero sigas adelante con todo esto, a pesar de que estarás solo y hasta sin marido."

Tras el texto había varias fotos, al abrirlas sintió un dolor desgarrador, se veía a Elio abrazando a una mujer, en otra pareciera como si estuvieran besándose, al menos desde donde estaba tomada la foto. Otra están los dos hablando y sonriendo, un sudor frío le baja por la espalda, la chica de unos treinta años es preciosa, su corta melena cobriza, ojos verdes chispeantes y un hermoso y contorneado cuerpo, ambos se miran a los ojos mostrando un intenso cariño. Mientras observa agobiado las fotos suena una llamada de Elio.

-Hola Agni. -Su voz alegre le golpea el corazón. - ¿Qué tal el día?

-Bien gracias.

- ¿Pasó algo? te oigo apagadillo.

-Nada, solo te echo de menos.

-Yo también, mucho. Te llamo para informarte que mañana regreso a casa, puedes quedarte con tu abuela el tiempo que resta, no te preocupes. Espero te animes, no me gusta escucharte tan triste.

-No pasa nada, no te preocupes, un poco de bajón. ¿Cómo regresas tan pronto?

-Terminé todo lo que tenía que hacer por aquí, en casa tengo trabajo, por cierto, quería decirte que a lo mejor recibo una visita de una amiga, no es seguro.

Agni sintió como si el suelo a sus pies hubiera desaparecido haciendo que cayera, dolía tanto, unas lágrimas comenzaron a deslizarse mientras trataba de que no se notara nada en su voz.

-Espero la atiendas bien. Te dejo, mi abuela me está llamando. -No puede resistir más.

-Vale, mañana te llamo, espero estés mejor, me preocupas. Ahora tengo ganas de abrazarte.

-Adiós.

Colgó mientras su cuerpo se estremecía con fuertes sollozos, ahora tenía claro que lo que quería hablar con él, era algo relacionado con esa "visita" la chica que aparecía en la foto, con el cariño que se miraban en la foto era obvio para él que por fin Elio había conocido alguna mujer dispuesta a dejar todo por él y vivir ese estilo de vida que había elegido.

Esa noche casi no pudo dormir, le dolía todo el cuerpo, su mente recordaba todos y cada uno de los momentos vividos con Elio y ese hermoso invierno que había pasado entre sus brazos. Pasó los días como si fuera un zombi, ya no sonreía y no podía pensar que hacer en el futuro, solo sumergido en el dolor por su amor perdido.



-Cariño. -Clara llevaba varios días preocupada por él. -Sé que no quieres hablarme de lo que te tiene tan triste. Pero en vez de estar aquí ¿por qué no vas e intentas solucionar las cosas?

-Pero aún puedo estar una semana más contigo.

-Prefiero que uses tu tiempo para que arregles lo que sea que te pasa.

-Gracias abuela. Me voy mañana. -Abrazó a su abuela sintiéndose agradecido de tenerla a ella.

Al día siguiente madrugó, sin avisar a Elio tomó el tren de vuelta, cuando salió de la estación de tren y pensando en la manera de regresar a la casa de Elio, se encontró a su vecino, este le hizo el favor de llevarlo. Cuando por fin llegaron se despidió con prisas de encontrarse con Elio, de que su presencia haga que cambien algo las cosas y no haya perdido del todo a su marido.

Entra en la casa cargando su maleta, llama y mira en todos lados, pero no hay nadie allí, lo que si nota son pequeñas cosas que no les pertenecen, como si la "visita" hubiera estado marcando su territorio, furioso sale corriendo hasta los establos, esperando encontrar allí a Elio, se acerca sin hacer ruido y entonces su corazón se rompe en mil pedazos, horrorizado solo puede ver lo más doloroso en su cruel vida. Elio y la chica de las fotos abrazados estrechamente, Elio acaricia el rostro de la chica, su mirada llena de preocupación y cariño, tanto cariño.

Continúa>>>

Si estás conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora