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Yoongi no tenía planeado quedarse en la habitación del menor, pero cuando vió como Jimin lo sujetaba de la mano y le decía que no se fuera no pudo hacer nada más que sentarse y atraer a Jimin hacia él.
Min no sabía muy bien, es obvio que no sabía lo que había pasado exactamente. Pero ver a Jimin tirado lo había aterrado.
Los ojos de Yoongi se cerraron y recordó por unos segundos los golpes e insultos de sus ex-compañeros de clase, sin percatarse, apretó a Jimin entre sus brazos, el pelirosa giró su cabeza un poco y de fijó en la mirada perdida de Yoongi.
–¿pasa algo, Hyung?– la rasposa y dulce voz de Jimin causó algo dentro de Yoongi que no le gustó. –No te veo muy afectado después de lo que pasó.– respondió.
Jimin se levantó repentinamente de la cama y Yoongi lo miró confundido.
–Hey, ¿que pasó?
–Como mierda quieres que me sienta, Yoongi. ¿Quieres que empieze a llorar otra vez?, ¿Quieres verme lamentándome?, ¿Quieres que piense una y otra vez lo que pasó en ese maldito y sucio callejón?
–Hey, tranquilízate, ese no es mi maldito problema.– se levantó también y encaró al menor que ahora lo miraba con ojos llorosos. No iba a dejar que le hablara de esa manera después de haberle salvado el trasero. – No es es mi culpa que no hayas podido defenderte ahí afuera.
Jimin abrió completamente la boca. Su mandíbula dolió.
–Grité Yoongi, te juro que lo hice. Siempre soy yo el que termina gritando.– Yoongi se quedó en silencio antes de poder comprender bien las palabras del menor.
–... No es la primera vez que te pasa.– por primera vez se sintió un estúpido insensible, pero el sentimiento no duró tanto.
Jimin tomó su mochila y se talló los ojos bruscamente para secar las lágrimas. Se negaba a que Yoongi lo volviera a verle en ese estado. Había sido un idiota al bajar la guardia con el. –Sabes, estaba empezándome a sentir mejor contigo, estaba equivocado.–
El azabache sujetó a Jimin del hombro tratando de retenerlo. Éste se giró con los brazos cruzados y afrontó la mirada neutral que le daba Yoongi. Su propia nariz estaba ahora enrojecida y sintió como la mano de Min en su hombro quemaba.
–Jimin, no era mi intención, lo siento.
–Se nota.– quitó la mano de su hombro. –Tampoco la mía, vete a la mierda Min.– hizo ademán de irse pero Yoongi fue más rápido y tomó el pomo de la puerta para cerrarla, dejando a jimin entre el y la puerta.
–Dame mi chaqueta.– habló manteniendo la mirada con la de Jimin.
El pelirosa apretó los puños con tanta fuerza que hizo que sus uñas atravesaran la tersa piel de sus palmas.
Yoongi se sintió abrumado de tanta furia al ver como se quitaba la prenda con brusquedad y la tiraba al bote de basura que estaba junto a la entrada. Y no fue que la chaqueta era realmente cara, si no la acción fue la que hizo que Yoongi se levantara golpeara la mandíbula del menor. Jimin golpeó su cabeza contra la puerta y sintió como sus piernas temblaban. Su mente se quedó en blanco mientras sentía el sabor metálico de la sangre invadir su boca.
Yoongi miró su puño y cerró los ojos, inhalando el olor de lluvia. Sus oídos zumbaron recordando lo último que dijo Jimin antes de azotar la puerta e irse.
–Mañana ven por tus cosas, no quiero que vivas en mi jodido departamento.
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