𝟢𝟣 "La fille avec le drap des feuilles"

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—Chaewon, no vayas muy lejos y llega antes de que anochezca

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—Chaewon, no vayas muy lejos y llega antes de que anochezca.

—Sí mamá.— respondió la hermosa chica mientras se ponía sus botas para salir de su hogar.

Park Chaewon, una chica de diecinueve años conocida en sus alrededores por su extrema belleza, piel parecida a la porcelana y pelo dorado, prácticamente una muñeca. Vivía en medio de un bosque; no muchas personas habitaban en esa área, por lo que la joven no iba a la escuela, además de que era un lujo que sus padres no podían pagar, aunque sí recibía educación, pues su padre era profesor en una de las escuelas de la aldea. 

La rubia iba a dar un paseo por el bosque ya que estar encerrada todo el tiempo le parecía aburrido y sofocante. 

—Hija, hace frío, no olvides tu manta.— avisó su madre, con quien llevaba una muy buena relación.

La mayor fue hacia su hija y le entregó una manta algo... peculiar. Se trataba de cientos de hojas cosidas en una tela que daba la impresión de ser una gruesa manta. Probablemente surjan varias incógnitas al pensar en algo así, pero el caso es que en ese mundo, si bien los humanos no podían usarla, existía algo de magia aunque esta se limitaba a existir en lugares donde ocurrieron eventos sentimentalmente poderosos, como una muestra de amor verdadero o la muerte de un ser verdaderamente amado. El caso es que esa manta estaba hecha con hojas de un árbol donde sucedió uno de esos eventos y, gracias a la magia, era bastante cálida y suave.

Chaewon tomó la mencionada manta y la envolvió alrededor de sus hombros, era una posesión muy apreciada para ella; no sabía por qué, pero desde que encontró aquel sauce se sintió segura, llena de esperanza y ánimos, le había parecido extraño pero asumió que era por la magia que impregnaba el lugar. Cuando lo encontró no tardó mucho en pedirle a su madre que le ayudara a hacer un objeto que le permitiera tener una parte de aquel sitio consigo y, desde entonces, no solo es conocida en el pueblo por su belleza, sino también por su característica manta de hojas.

La menor procedió a salir de su casa no sin antes despedirse de su madre. Tenía ganas de ir a aquel sauce, pero estaba un poco lejos y en lo que volvía de allí probablemente ya estuviese anocheciendo así que se limitó a caminar por los alrededores de su casa.

Llevaba un buen rato caminando sin rumbo, simplemente admirando al mundo y a su naturaleza cuando escuchó  el sonido de una rama romperse; supuso que era un conejo o una ardilla ya que estos pequeños animales abundaban por aquellas zonas. A medida que seguía caminando el sonido de ramas rompiéndose aumentaba, pero nuevamente, no le dio mucha importancia y siguió con su camino.

Llegó hasta un pulcro lago rodeado de hermosas flores y unas cuantas totoras. Se agachó frente a dicho lago y tomó un poco de agua con sus manos con la que se lavó el rostro. Desde ahí podía ver varios peces, algunos pequeños y otros más grandes. Le asombraba el mundo, no podía imaginarse cuantas cosas deberían estar en perfecto orden para que el viento soplara de la forma que lo hacía, para que el agua y las plantas reaccionaran a este viento al moverse delicadamente o para siquiera formar una vista tan hermosa como la que ella veía; era algo que maravillaba de sobremanera y le parecía extraordinario.

La Chica de la Manta de Hojas ||°🌟°|| 🐺Hyewon🦋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora