Paciencia agotoda

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Las áreas de la universidad son enormes y el hecho de que la biblioteca esté tan alejada de todo me estresa, en especial por el hecho de tener que caminar tanto justo como en este momento. Josh como el buen amigo que es, se ha negado a acompañarme por lo tanto me tienen aquí sola como siempre en busca de un libro de apoyo para mis deberes, creo que por razones como esta las personas no suelen ser tan directas pues puedes quedarte sin amigos aunque realmente eso no me afecta tanto, al doblar en una esquina mis ojos parecen estar engañándome pero tras parpadear varias veces seguidas confirmo que en efecto, el par de imbeciles que me molestaron fuera de mi casa la madrugada del sábado se encuentran a escasos metros de mi, esa es la razón por la cual sus rostros me eran familiares; vienen a la universidad aunque posiblemente no en mi facultad.

Retrocedo un par de pasos pero algo detrás mío me impide seguir caminando, me doy la vuelta para ofrecer una disculpa más sin embargo al ver el rostro de esa persona me quiero arrepentir al instante.

-Se camina hacia en frente, no hacía atrás-. Su ceño fruncido y mentón elevado me hacen querer rodar los ojos por tan estúpido comentario.

A su lado se encuentra su hermano menor, Marcus García; creo que estudia negocios internacionales pero en un curso por debajo de nosotros, él parece ser mucho más agradable. Me ofrece una sonrisa que puede no ser tan seductora como la de su hermano pero aún así estoy segura puede atrapar a muchas, a diferencia de Matteo, este tiene un rostro más dulce y el cabello de un castaño claro, cejas pobladas y ojos muy parecidos a los míos en tono gris azulado, estoy convencida de que su familia tiene muy buenos genes.

-Lena, ¿Cierto?.- Pregunta Marcus sonriendo.

Asiento seguidamente mientras miro de nuevo hacia tras hechando una mirada al par de sujetos que aún siguen parados donde mismo, bastante despreocupados. La sangre me hierve recordando lo cobarde que se comportaron y por instinto estoy a punto de ir para reclamarles mientras que mi puño podría estamparse en su cara, sería lo ideal. Vuelvo a los hermanos y el mayor me mira con curiosidad.- Te sucede algo, habla.

Hago un movimiento con la cabeza hacia el par de cobardes.- Son los de aquella noche.

Matteo dirige su mirada a donde se encuentran y su ceño se hunde aún más, niega con la cabeza y está apunto de hablar cuando Marcus lo interrumpe.

-¿De qué noche hablan?-. Nos mira a ambos.- ¿Acaso sales con Lena?

-Ni aunque me pagaran.- Matteo se encoge de hombros y yo me limito a rodar los ojos.- No te entrometas Marcus, no es tu asunto.

Matteo camina en dirección a los sujetos con ambos puños cerrados y pisando con ligereza. Ninguno parece percatarse de lo que está por venir hasta que lo ven llegar a su lado, al principio parecen confundirse pero tras una mirada hacia mi el reconocimiento pasa por sus rostros junto al temor del individuo que por alguna razón me defiende, Marcus me mira preguntando que es lo que está sucediendo pero prefiero negar y correr detrás de su hermano. La universidad tiene cero tolerancia a la violencia, sin embargo parece que al mayor de los García no le ha llegado el mensaje.

Jalo a Matteo del brazo antes de llegar hasta ellos quienes se alejan a paso veloz cuando tienen la oportunidad, mis intentos por pararlo son absurdos pero al ver que se han ido frena de repente y yo me estampo contra su brazo.- ¿Por qué los defiendes?.- Me mira sin poder creerlo.

-Claro, porque cualquier persona que es acosada le gusta ir y ayudar al par de capullos que la jodieron.- Ruedo los ojos, al instante me disculpo y él parece harto de mis cambios de actitud.- Te podrían echar de la universidad si te peleas.

Su fuerte carcajada resuena, fría y sin una pizca de gracia en ella pero realmente profunda, se acerca un paso y pone un dedo en mi barbilla para levantarla, mantiene una sonrisa maliciosa como la del mismo gato de Alicia en el país de las maravillas tal y como un maniático sin sentido.- Solo iba a hablar con ellos, ¿Quién metería tanto las manos al fuego por...- Me mira de pies a cabeza con una ceja elevada.- ti?

Mi mandíbula se desencaja, quito su mano de un solo golpe de dónde está y retrocedo queriendo estampar mi mano sobre su mejilla, pero soy lo suficientemente inteligente para saber que las palabras siempre serán más hirientes que cualquier golpe.- Nadie.- Asiento lentamente.- Así como nadie podría sentir algo real hacia un tipo tan insensible y plástico como tú, García.

Le sonrío por primera vez y él se mantiene callado frente a mi sin comprender en que momento pasó a ser el ofendido en esta situación. Su mirada es dura acorralando la mía sin permitirme mirar a otro lado que no sean sus ojos, quiero dejar de observarlo pero no puedo y simplemente me quedo inmóvil sin saber muy bien que decir, es hasta que una mano me toca el pecho que pego un brinco y parpadeo seguidamente para reaccionar como si hubiera estado hipnotizada, algo absurdo que solo sucede con mentes débiles.

-¿Alguno de los dos quiere decirme que pasa aquí?.- Marcus nos mira confundido aún con la mano sobre mi.

-Pasa que el sábado por la madrugada...- La mano de Matteo cubre mi boca antes de que pueda terminar mi oración.

-Basta Marcus, no te metas donde no te llaman.- Hace un movimiento con la cabeza y Marcus resopla mientras se aleja despidiéndose con la mano.

Golpeo a Matteo en el estómago y él me suelta mientras se dobla, limpio mi boca con sonidos de asco que solo lo hacen rodar los ojos.

-¿Por qué no simplemente le dijiste la verdad y ya?.- Me acomodo las gafas que se han resbalado por mi tabique.

-No puedo-. Se frota el brazo mientras mira las nubes, espero que prosiga y después de que me mira molesto continúa.- Tenemos una clase de acuerdo, algo así como no manejar estando ebrios y mucho menos la motocicleta. Se suponía que esa noche me llevaría Cameron a mi casa, pero su novia se pasó de copas y no pudo.

Asiento comprendiendo un poco.- Bien, no diré nada, al menos de que...

-¿De qué, nerd?.- Frunce el ceño acercándose demasiado.

-De qué agotes mi paciencia, García-. Lo empujo bruscamente por los hombros.

Me doy la vuelta dejándolo atrás sin más, quiero girarme para ver su cara de estúpido pero prefiero seguir mi camino. No entiendo cómo Matteo incluso traicionó el acuerdo que tenía con su hermano, ni si quiera para eso tiene palabra aunque siendo una fácil copia de un Playboy no me parece tan extraño después de todo. Al girar en el siguiente edificio volteo discretamente más sin embargo Matteo parece ya haber superado mi advertencia pues ahora se encuentra caminando al lado de una baja chica con cabello rojizo, nunca perdiendo el tiempo y aprovechando las oportunidades.

Me río negando con la cabeza, los hombres son tan predecibles.

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⏰ Última actualización: Apr 21, 2020 ⏰

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