𝘵𝘩𝘳𝘰𝘶𝘨𝘩 𝘨𝘭𝘢𝘴𝘴 (窓から) || 𝘵𝘸𝘰𝘫𝘢𝘦 ⁽ᶜᵒʳʳⁱᵍⁱᵉⁿᵈᵒ⁾

𝘪𝘤𝘩𝘪 (一); 𝘳𝘢𝘪𝘯

Era viernes, hacía frío y YoungJae caminaba de vuelta a casa. Realmente era un ser bastante sociable, pero aquel día por alguna razón había preferido irse solo a casa. El cielo estaba oscuro, amenazando con llover. Pero a aquel delgado chico no le importó. Giró en la esquina para encontrarse con aquella plaza que quedaba justo en frente de su casa. ¿Qué conveniente, no?

Introdujo la llave en la cerradura de la puerta marrón, girándola. Sabía que nadie lo esperaba en casa e igual soltó un maquinal "Ya llegué" que se perdió en las paredes color crema de su hogar. Tiró sus llaves en el sillón, resoplando. Sacó su teléfono y vio los miles de mensajes que le enviaba BamBam, su mejor amigo. Los ignoró. Realmente no tenía ánimo de tirarse a su cama a textear sobre cosas completamente estúpidas.

Subió a su habitación con evidente pesar, la cual era la más grande de su casa, sus padres lo complacían en exceso ya que casi nunca estaban con él. Sin embargo, no era un niño malcriado, caprichoso o algo cercano, porque para él habían cosas más importante. Aún así, paradójicamente, nada de eso le importaba ahora.

Suspiró. Se sentó en el ventanal de su habitación, que daba vista hacía aquella plaza, junto con un lápiz y una libreta, en el cual empezó a dibujar todo lo que su ventana le dejaba observar. Ese era uno de los pasatiempos favoritos del omega.

La lluvia comenzó a caer sobre la ciudad, las gotas se adherían al vidrio, deslizándose sobre el mismo. YoungJae, que había abandonado su labor, seguía las gotas con la yema de sus dedos lentamente mientras con su otra mano abrazaba sus piernas. A pesar de tener ya 16 años, era muy bajito y delgado comparado con otros chicos de su edad, lo que junto a sus mejillas regordetas, le daba un adorable aire infantil.

A pesar de que la lluvia arreciaba, YoungJae logró ver a dos amigos bajo la lluvia, jugando en la plaza. Ambos parecían bastante ajenos a la realidad. El omega los detalló a ambos, se veían mayores que él, pero se comportaban como unos niños, tirándose agua. Uno, el cuál YoungJae pensó que era el mayor, tenía los cabellos castaños, que parecía negro gracias a la humedad, su piel ligeramente morena, sus lindos ojos se volvían medias lunas y se arrugaban un poco cuando reía. El otro, era pálido, de cabellos totalmente negros y unos lindos labios rosados que resaltaban en su rostro. Ambos tenían las mejillas sonrosadas. Supo que estudiaban en su mismo instituto porque aún portaban el uniforme de la escuela. Tal vez estaban un grado más adelante que él. YoungJae precisó bien ambos rostros, y se dijo a sí mismo que no los olvidara. Miró hacia el frente y vio su blog junto a su lápiz, disponiéndose a dibujar.

Comenzó por el alfa de piel pálida, nunca entendió por qué. Mirando cada detalle de su rostro, las gotas de agua que corrían por su piel, su ropa y sus cabellos chorreando agua.

Sus trazos danzaban melancólicos sobre el papel. YoungJae no se privó de ningún detalle, hacía todo con calma, perfeccionaba cada línea lo más que se pudiera. Quería que fuese de los mejores que había hecho.

Pero en una de esas, que bajó su vista para delinear un detalle, aquellos chicos desaparecieron.

Pegó su mejilla al helado vidrio, con algo de esperanza de volver a encontrar aquella figura de brazos fornidos y sonrisa encantadora.

Pero se había ido. Entonces, el omega miró decepcionado su dibujo.

Puso su obra lejos, en alguna pequeña mesa de su habitación. Volvió al asiento de su ventana, a jugar con el rastro de las gotas de agua. Muy triste, muy solo muy gris, recostó su cabeza en el vidrio, volviendo a su posición fetal, en busca del calor que tanto le hacía falta.

Quedó profundamente dormido, acurrucado en sí mismo, junto a la ventana, dejando que el suave sonido de la lluvia lo arrullara, como la canción de cuna que le cantaba su nana cuando era un bebé.

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Lo resubí porque de verdad tengo planeado terminarlo esta vez. Espero que les guste mi arte.