Dulce pastel quemado.
Había una vez una humilde anciana que vivía a las afuera de la ciudad, en medio de solo naturaleza estaba su pequeña casa. Árboles e hierbas la rodeaban.
La anciana había sido abandonada por su única hija cuando esta consiguió esposo, desde entonces tuvo que cuidar de sí misma.
Una mañana en especial quiso, con sus habilidades, adornar su casa con golosinas y chocolate. A veces preparaba grandes y hermosos pasteles para venderlos en la ciudad.
Justo ese día escuchó pasos y voces desde adentro de la casa. Cuando se asomó por una ventana se sorprendió al ver dos niños comiéndose los dulces que adornaban las paredes y el techo.
-No teman, entren a la casa.
La anciana los invitó al interior y ellos no dudaron en hacerlo. Lo que no sabía era que aquellos niños habían sido enviados con propósito malvado.
-Nos perdimos en el bosque y no hemos comido nada desde hace dos días. -Dijo la niña llamada Gretel.
De inmediato la anciana le pidió que la acompañara a ir por verduras y frutas en alguna parte del bosque, donde sembraba las semillas que compraba con el dinero de los pasteles.
Sin embargo, cuando la señora regresó encontró a Hansel buscando entre sus cosas. Eso la hizo enfadar, y creyendo que los niños eran unos ladroncillos, los encerró en una jaula para llamar a la policía.
-Se quedarán allí hasta que la policía venga por ustedes.
Pero Gretel, quien era la más inteligente de los hermanos, le ofreció un trato a la anciana para evitar el castigo que estaban teniendo.
-Le ayudaré con todos sus quehaceres, y cuando no quede nada por hacer nos dejará ir a mi hermano y a mí.
La mujer lo pensó por largos minutos, realmente era un buen trato. A su edad no podía hacer muchos de los quehaceres, había rincones de la casa que no habían sido limpiados y otras cuantas cosas más por hacer.
Luego de aceptar dicho trato, liberó a la niña de la jaula pero Hansel continuó encerrado. Así fueron pasando los días, Gretel hacía todo lo que la anciana le decía mientras ella solo se ocupaba de la cocina y la siembra.
A Hansel, como parte del castigo, lo alimentaba nada más con cardo de pollo. El niño se quejaba constantemente y enseñaba sus flacos dedos para que la anciana creyera que estaba cada día más delgado, y débil.
Harta de tenerlos en su casa decidió liberarlos ese día luego del almuerzo. Le pidió a Gretel encender el horno para cocinar uno de sus deliciosos pasteles, pero la niña fingió no saber hacerlo.
La señora tomó el cerillo y se acercó al horno para encenderlo ella misma. La niña aprovechó y lanzando a la pobre anciana adentro del horno dejó que se quemara.
Tras la muerte de la mujer buscaron y buscaron por toda la casa hasta que hallaron una caja llena de joyas, oro, y diamantes.
Los hermanos regresaron al camino que llevaba hasta su casa y se reunieron con su madrastra al final del día. La misma mujer que los había enviado a casa de su madre para robar el tesoro que guardaba y que ella nunca pudo conseguir.
YOU ARE READING
Antología de picas de Wonderland
ContoTorneo de picas 2020 - Wonderland♥ 3° Ganadora de Abril.