Capítulo 4. A solas.

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El claro sonido de la carne siendo desgarrada inundaba el amplio entorno de la biblioteca. Allí, un joven se ocultaba tras varias estanterías observando el macabro espectáculo.

- "Actualmente la línea se encuentra ocupada, vuelva a llamar en otro momento." - El móvil se colgó, desesperanzando al pobre chico que se aferraba a su maleta como si de un paracaidista se tratase.

Se quedó un buen rato observando aterrorizado el movimiento de los mismos, buscando una oportunidad para salir de la estantería y llegar a la salida de emergencias.

El sueño del chico se había hecho realidad, pero por muchas historias y partidas de rol que jugó siendo el mejor cazador de zombies de la historia, la realidad era muy diferente.

En estas situaciones, se imaginaba portando varias armas improvisadas junto a una armadura y vestimenta de calidad militar matando zombies como si fuese la cosa más sencilla del mundo. Pero a sus 25 años, Alejandro se encontraba alrededor de los 120 kilogramos de peso. Su resistencia física era algo lamentable para ese entonces, y hasta que no llegó esta situación, no pensó que sería necesario comenzar a hacer dieta.

Se pasó los últimos años cumpliendo todas las características que un chico friki necesita para tener todos los personajes al máximo nivel en juegos en línea. Y la adaptación de su habitación con la sandwichera, la neverita y esa silla gaming con reposapiés no ayudó a dejar la vida sedentaria.

No pasó mucho tiempo hasta que un sonido alertó a las criaturas haciendo que cambien su festín por una pequeña carrera hacia el ruido.

Alejandro no pasó por alto este detalle, y aunque no sabía qué tipo de infección poseían, estaba claro que se guiaban bastante del sentido del oído. 

Cogió varios de los libros más pesados que habían y comenzó a moverse con cuidado hasta la salida. 

Esta se encontraba completamente despejada, por lo que no tuvo problemas para llegar y abrir la puerta, rezando para que la misma no rechinara y atrajese atención no deseada. 

Más por suerte no fue así, lo que permitió realizar un escape impoluto de la biblioteca, para llegar a otro sitio mucho peor...

La puerta principal de la biblioteca se encontraba completamente infestada de cadáveres y zombies, que aún aletargados, resultaban una amenaza si no podías bajar sin ser visto.

El joven aventó varios libros hasta por fin, darle a uno de los cubos de basura que se encontraban tras el muro de la universidad. Estímulo que resultó ser suficiente para que una de las criaturas virara hacia él, y comenzase una procesión de gente ensangrentada.

En cuanto despejaron la entrada, Alejandro se dirigió lo más rápido que podía hacia la residencia de estudiantes donde él se hospedaba.

Pero la situación para llegar allí no era tan sencilla como había planteado, puesto que casi todas las zonas abiertas se encontraban inundadas por esas cosas.

Como si de un laberinto se tratase, se pasó más de media hora de un lado a otro evitando continuamente infectados que se hallaban separados de las hordas, y que hicieron dar una cantidad exagerada de vueltas al chico. 

Por fin pudo llegar a la parte norte de los aularios, los cuales parecían encontrarse completamente vacíos. Pero no iba a ser él quien entrase para corroborarlo.

 Al pasar por el edificio central y casi llegar a la residencia, observó como una joven se lanzaba sin prestar atención alguna desde el segundo piso de las instalaciones. Cayendo sin demasiado cuidado entre un montón de arbustos y rebotando hasta golpearse la cabeza con el suelo.

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⏰ Última actualización: Apr 09, 2020 ⏰

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