La manta de Ángela

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Ya se que debería de aprender a soltar, a superar. Pero no puedo. Y no solo que no puedo, sino que tampoco quiero, porque se que si la olvido pierdo todo. Mis momentos, mi memoria, mi amor, mis sentimientos, mi vida, todo. Hasta lo que no tengo.

Ella está conmigo, siempre. Por eso se que si la dejo de lado, si dejo de pensar en ella, la voy a perder. Y una vez que lo haga, no hay vuelta atrás.

Ángela, MI Ángela, ¿Por qué te fuiste? ¿No te das cuenta que ahora por tu culpa estoy sola? ¿No sabes que tu partida me partió en dos? Aunque, a veces lo pienso y... Vos no tenés la culpa. Soy yo la que provocó esto, ¿Sabés? Eras tan pequeña y tan frágil que ni yo puedo creerlo. ¿Por qué tuvo que pasarme a mi? ¿Por qué la vida es tan injusta? ¿Por qué, por qué? Si les dan a los que menos necesitan, y a nosotros, los que nos merecemos las cosas, nos las quitan.

Y ahora, lo único que me queda de ella es esa manta, amarilla, chiquitita como Ángela. La manta que tan solo unos días usó, cuando era recién nacida.

Mi Ángela, mi pequeña Ángela, ahora lo único que tengo de vos es tu manta, y esa estrella que brilla en mi ventana todas las noches. Eso es lo que me queda de vos, de tus risitas a media noche, de los juegos que no pudimos jugar, de los cantitos que te hice, y de los que no llegué a cantar, de tu alma. Te extraño, y te amo. Se feliz, se libre. Se vos. 


~Bueno, como les prometí, acá está el segundo de los tres escritos que voy a publicar hoy. como pueden ver, este es un poco más triste. Vale aclarar que no es una historia que yo haya vivido, y que no está inspirada en nada, sino que estaba en un momento en que necesitaba escribir algo así, y lo hice. Espero que les guste.~

~Los cuentos de Cata~Where stories live. Discover now