III

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Su corazón tenía la adrenalina suficiente para pelear y defender al lobo... pero al reconocer a la persona alta, pudo tranquilizarse lo suficiente como para sentirse a "salvo" de quien sea que la estaba persiguiendo antes.

—Jason —dijo feliz la joven al ver una sonrisa juguetona, unos ojos color ámbar con un cabello caoba oscuro— ¿Qué haces aquí?

—Solo vine a ver cómo estaba mi mejor amiga —levanto su mano para posarla en su mejilla sin antes de que sus uñas largas tocaran su piel— al perecer llegue a tiempo

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—Solo vine a ver cómo estaba mi mejor amiga —levanto su mano para posarla en su mejilla sin antes de que sus uñas largas tocaran su piel— al perecer llegue a tiempo.

—Sin duda —ella abrazo a Jason de manera rápida para no apretar a Fenrir.

Bajo a Fenrir haciéndole saber que ya no escaparían, sin embargo, se quedó pegado a ella. Podía sentir qué tal vez no correrían ahora, aun1ue con alguien que olía sangre en su traje y no era su dueña, hay que estar alerta de todos modos.

Jason The Toymaker —o Jason, una de las cuantas formas que le dice ella— es una persona bastante alta para la joven, él media cerca de 1.93 y ella con suerte 1.57.

—Te traje algo de seguro te gustará —se separó para buscar algo en su ropa que no encontraba.

—Jason —se empezó a reír la joven— ¿Se te quedó allá?

—Tal vez —sonrió como un ángel y extendió su mano— ¿Vamos a buscarlo?

—¿No es solo una excusa para llevarme a tu fábrica de juguetes? —ella se cruzó de brazos intentando hacer ver que no le interesaba en lo más mínimo.

—¿No es lo que querías desde hace tiempo? —él sabía que iba a ir a la fábrica a buscar su regalo de todas formas.

Entonces, de la sombras apareció una puerta azul en la cual se abrió.

—¿No me torturaras y después con mi cuerpo harás una muñeca de porcelana o títere? —preguntó ella con cierta risa.

—Tú sabes que ya lo intente —Keku recordó esos tiempos—. Además, ya tienes un perro guardián —apuntó al lobo.

—Es un lobo —con curiosidad de una niña de cinco años, le tomó la mano a Jason para entrar a su fábrica y es mejor de lo que se imaginaba aquella joven.

Más de 5 años de "amistad" y nunca había conocido "bien" el lugar. Siempre lo había mirado de reojo o estar en la puerta, y definitivamente estar dentro es otra cosa.

Muchas muñecas de porcelana de distintos tamaños que están en estantes parecían quedar mirando a Keku junto a peluches colgados. También hay cajas musicales, títeres, osos de peluches gigantes, casas de muñecas, todo una juguetería y con cosas necesarias para crear lo mencionado.

Todo parecía desordenado pero la verdad es que era todo lo contrario. Un orden espléndido, hasta hay como un rincón de juguetes donde te podías acostar ahí un rato para conversar de lo más informal.

La preferida de Zalgo [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora