00.

201 28 9
                                    


El sonido de un plato roto fue capaz de sacarla de su pesado sueño y hacerla sobresaltar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El sonido de un plato roto fue capaz de sacarla de su pesado sueño y hacerla sobresaltar. No tardó más de dos minutos en ponerse la primera prenda de ropa que tuvo a su alcance y procedió a bajar rápidamente a la planta inferior de la casa. Chequeó el horario en su celular, dejando escapar un pequeño quejido cuando sus ojos se encontraron con la brillante luz que venia del aparato: eran las seis y veinte de la mañana.

Al bajar el ultimo escalón de la escalera que daba al comedor del hogar, se sintió extraña. La casa se encontraba extrañamente en silencio.

A pesar de que su madrina era una mujer de casi cincuenta años, Elladora siempre podía encontrarla a madrugando en la cocina y preparándole el desayuno justo antes de irse a trabajar al hospital.

Intentó prender las luces del pasillo para dejar de usar la linterna de su teléfono móvil, pero éstas no prendían. "Un apagón, tal vez" pensó para sí misma, envolviéndose entre sus propios brazos para intentar recuperar un poco del calor corporal que había perdido en aquella friolenta habitación. Y que estuviera descalza tampoco ayudaba. Una vez que atravesó el umbral de la sala de estar, supo que algo no estaba del todo bien.

Un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, erizando los vellos de su nuca. — ¿Giovanna? —logró pronunciar, casi tartamudeando. Aunque no sabía si era producto del frio o de los escalofríos que tenía desde que había entrado a esa habitación oscura. Avanzo lentamente por la alfombra de la habitación preferida de su madrina, digna de una película de terror, hasta que un sentimiento de nauseas llegó a su garganta cuando sus pies tocaron una sustancia viscosa. Intentando controlar su estómago revuelto, se animó a observar y sus ojos se bañaron en lágrimas cuando pudo distinguir, gracias a la tenue luz de su linterna, el moribundo cuerpo de su madrina.

Se arrodilló junto a ella, haciendo caso omiso al charco de sangre que ahora mojaba sus rodillas y apoyó las dos manos contra la herida que tenia su tía en el abdomen, haciendo presión en un vano intento de ganar tiempo.

— Giovanna. —susurró con un nudo en la garganta. Sentía su mundo derrumbarse al ver como la última persona que le quedaba estaba en sus últimos momentos. — No te vayas, por favor.

La mujer entreabrió los ojos y dejo escapar un suspiro.

— No puedo estar sin ti, por favor... —continuaba la joven, negando con la cabeza repetidamente. Levanto la cabeza en búsqueda de algún kit de emergencia (¡Su madrina era cirujana, tenia que tener esas cosas!) pero no encontró ninguno. Y tampoco se animo a dejar de hacer presión sobre la herida.

Su madrina parecía querer decirle algo, pero al parecer estaba usando todas las fuerzas que le quedaban para poder contemplar a su sobrina por última vez. A pesar de no poder pronunciar palabra, logró esbozar una sonrisa muy pequeña.

Aquel diminuto gesto logró que el dolor que sentía en el pecho se alivianare un poco, pero ese alivio fue rápidamente sustituido por una mueca de sorpresa al ver como ese frágil gesto se convertía en una sonrisa maliciosa. La castaña se echó hacia atrás cuando los ojos de la mujer que la había cuidado por los últimos tres años se abrieron de golpe.

Pero, a diferencia de lo que se esperaba, no era algo bueno: sus ojos eran completamente negros.

Comenzó a arrastrarse hacia atrás con las manos y las piernas apoyadas a la moqueta de la habitación, pero la "Giovanna" comenzó a avanzar hacia ella y soltó un quejido cuando golpeo su codo contra la pared que acababa de chocar. En un intento de ponerse de pie lo más rápido posible, su madrina logró sostenerla del pie y tirarla en seco sobre la alfombra.

Una especie de humo negro comenzó a salir de la boca de la mujer y se acercó a ella, haciendo que el cuerpo de Giovanna cayera inerte al suelo. — ¡Aléjate! —grito al humo, pero éste fue más rápido y se introdujo en ella.

... y de repente, todo fue paz.

Su cuerpo le pertenecía y el pecho ya no le pesaba como hasta hacía unos minutos atrás, y tampoco le dolía la parte trasera de la cabeza donde se había golpeado cuando su madrina tiró de ella.

Pero Elladora tuvo pocos segundos de paz hasta que lo recordó todo. Pero era incapaz de hacer algo o siquiera pronunciar una palabra: veía el mundo como siempre, sí, pero sus extremidades no les respondían a sus acciones. Era una espectadora en su propio cuerpo.

Lo que fuera que estuviese en su cuerpo comenzó a moverse y salió de la casa, pero no sin antes pasar por delante del espejo que estaba en la entrada.

Lo que fuera que estuviese en ella miró hacia el espejo y Elladora aprovecho para inspeccionarse, quedándose helada al instante: tenía los mismos ojos negros que su madrina.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 09, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

EXORCISED ↬ dean winchesterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora