Ben 10 Regresa

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Gente, ¿cómo andan?

Hoy les traigo una nueva historia, un poco diferente a lo habitual, espero que la disfruten.

No se cada cuanto estaré actualizando, pero espero ser constante.

Dicho esto, vamos con la historia.

Dos años pasaron desde que llegó, Paradox lo ayudó mucho al alterar un poco las cosas y crearle unos papeles de identificación, acordaron que se quedaría como un huérfano y crearon una coartada.

A la edad de 10 años sus padres fallecieron en un accidente automovilístico en un viaje de vocaciones, el habría sobrevivido por poco a costa de su memoria, por lo que no recordaba a sus padres. Fue una coartada perfecta.

Cuando Paradox le preguntó que haría con el reloj, respondió que no lo necesitaría, por lo que se lo quitó y se lo entregó al viajero interdimensional.

Dos semanas más tarde este apareció con el reloj, solo que estaba en una cajita de regalos y le dijo que Azmut se lo regalaba, que era una molestia para él y era mejor que el lo tenga. Sonrio al recordar eso, acepto el "regalo", si se le podía llamar así, de mala gana y lo guardo en un cajón y no lo saco de allí jamás.

Salió de su tren de pensamientos cuando vio a dos monstruos parados en medio de la calle en la que se encontraba su departamento. Se suponía que hoy estaría de excursión con sus compañeros, pero se inventó una excusa con certificado médico y falto, se estaba arrepintiendo en estos momentos de haber hecho eso.

Se escabulló hasta esconderse detrás de un automóvil para observar que ocurría, frente a las dos criaturas se encontraban tres personas, reconoció a dos, pero no a la otra. El primero era el reconocido genio, multimillonario, Playboy, filántropo, Tony Stark alias Iron Man. La segunda persona era el famoso doctor Stephen Strange, aunque iba vestido como loco de circo. Y la tercera persona, vestía de manera muy similar a Strange, aunque más panzón.

Aunque no escuchaba nada, podía notar que estaban en medio de una discusión para nada amigable. Miro detrás de los aparentes alienígenas y maldijo su suerte, detrás de ellos se encontraba su departamento.

Chasqueo la lengua—"En estos momentos desearía tenerlo conmigo"— pensó, recriminandose mentalmente su actitud de luto

—"Al diablo"—salió de su escondite y se metió en uno de los callejones, iba a rodearlos para llegar a su hogar y volver a ser un héroe—"Es hora de ponerse los pantalones"—

Empezó a moverse con cuidado entre los autos para no llamar la atención y cuando estuvo frente al callejón empezó a correr para pasar a la otra calle.

Cuando volvió a la calle de su departamento ninguno de los cinco miembros antes presentes se encontraban—"Seguramente ya comenzaron a pelear"—salió rápidamente de sus pensamientos y entro al edificio de su departamento.

Subió rápidamente por las escaleras hasta llegar a su piso, al llegar a su puerta colocó la llave y entro. Fue directamente hasta un cajón de ropa y las sacaba bruscamente intentando encontrar el objeto de su búsqueda.

Al encontrarlo su semblante cambió a uno nostálgico, lo tenía en sus manos, el artefacto más poderoso del universo y la causa de la muerte de todos su seres queridos a manos de sus enemigos. El Omnitrix.

—Sabes, durante todo este tiempo te estuve culpando por algo que no causaste—dijo mirando el reloj y suspiro antes de tomar la decisión que haría que si vida tome un giro de 180 grados—Pero creo que es hora de volver a ser héroe—se colocó el Omnitrix en su muñeca.

Nuevo CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora