La luna iluminaba el camino que usaban para regresar y los dos caminaban en silencio, se habían entretenido mucho tiempo hablando en clase... Aunque no tenían mucha prisa. Los dos pensaban cada uno en sus preocupaciones pero a decir verdad casi eran lo mismo puesto que él pensaba en su problema y ella pensaba en él y su extraño cambio de ánimo.
Pero no pudieron evitar sonreír, de una manera u otra estaban mejor con el otro, tenían que arreglar todavía más cosas pero por el momento así todo estaba bien. Así estaba perfecto. No sabían lo que eran para el otro, cada uno intuía que eran extraños que apenas se hablaban y que por casualidades del destino se habían encontrado.
De vez en cuando comentaban alguna cosa, conversaciones cortas pero tranquilas y relajas, ahora él estaba un poco mejor del oído... O eso creía.
Llegaron cansados por las clases del día, ninguno de los dos estaba muy centrado en lo que tenía que hacer, estaban absortos en sus pensamientos. Pero estaban ahí en el salón ya sin saber que decir o qué hacer.
Se miraron a los ojos, él lucía mejor que el día anterior y Uraraka lo notaba sin esfuerzo y eso la tranquilizó profundamente. Se sentaron en uno de los sofás, el que era más grande por lo que había distancia entre ellos dos. Cada uno estaba a un extremo, hasta que la pequeña tembló de frío y Bakugo le puso una manta para que no tuviera frío.
Ella le miró con incredulidad cuando lo hizo, este sólo miró a otro lado sin darle importancia. Pero ella le sonrió cerrando los ojos e inclinando un poco la cabeza.
-Gracias. - Mencionó la chica que controlaba la gravedad con sinceridad, no quería pillar un catarro. El rubio cenizo estornudó y el eco retumbó por toda la habitación sorprendiéndolos.
Ochako levantó la manta que le cubría, miró a Katsuki y se aproximó unos centímetros haciendo que la tela que ella sujetaba en sus manos la pudieran compartir, él accedió sin problemas. Se acurrucaron más y los orbes marrones que la mujer poseía observaron al joven.
-Bakugo... Sé que no me quieres contar lo que te pasa, y lo respeto pero me preocupas mucho... cuando viniste a clase porque te había mandado el mensaje... Tenías los ojos rojos... - trató de explicarse- quiero decir no por su color natural, sino porque me había dado la impresión de que habías estado llorando... Otra vez.
Él no respondió, no porque no lo hubiera oído, lo había oído bastante bien, sólo no estaba del todo seguro de contarle... No sabía si era lo lógico, tenía miedo de que todo eso se acabara y que no tuviera nunca más la posibilidad de escuchar su canción favorita, el sonido de sus explosiones, las voces de sus compañeros y la voz melodiosa de ella. No quería dejar de escuchar.
No quería dejarla de escuchar.
Porque ella era importante para él.
No sabía cuanto, pero la cuestión es que lo era.
Y no quería dejar de escuchar su voz.-Lo siento Bakugo... No debí preguntar, ha sido culpa mía por meterme donde no me llamaban. - La voz decaída de ella se escuchó en la cuatro paredes de la habitación. - Lo siento de verdad... Quería ayudarte... Quería que estuvieses como antes y que tu bakuaura estuviera como siempre lo está, quería que volvieses a gritar como el grinch tierno que eres, como un perro rabioso que por mucho que intente morderte nunca lo hace porque aunque no aparentemente sea el mejor, es bueno y no quiere hacer mal. - Pequeñas lágrimas comenzaban a brotar de los ojos de Ochako. - Me importas Katsuki.
-¿P-puedes repetirlo? No... Te he oído del todo Uraraka... Lo siento si te he hecho algo, pero.... No escucho lo que me dices... - Él también comenzó a llorar y se acercó a ella, con la esperanza de volver a escucharla, aunque sea por última vez.
-B-bueno... Snif Snif yo... Decía que... Lo siento por preguntar, no debí... - No repitió la parte de que él era importante para ella... No estaba segura. Impotente, él, siguió llorando.
-De... De verdad que no escucho Uraraka... Lo siento... - Su voz sonaba entrecortada y a los dos les costaba respirar... Les dolía, les dolía demasiado... Lo peor era que ella no lo entendía, no sabía de su situación... No sabía lo que le ocurría.
-¡Qué te quiero! - Las mejillas de la muchacha chorreaban de lágrimas y los dos querían morirse porque no se entendían. Hubo un largo silencio... Pero eso no era lo peor.
-Escúchame... Uraraka...no te escucho... No sé lo que me has dicho... De verdad que lo siento... Me estoy volviendo sordo... Y me duele no poder escuchar tu voz... Porque te quiero... - Agarró con cuidado la cara de ella con dulzura y sonrió con amargura... - Mi... Mi quirk, al hacer grandes explosiones eso afecta mucho a mi sistema auditivo. Y pa-parece que está pasando antes de lo que creía, eso... Eso era lo que me pasaba... No quería... Contártelo porque me dolía no poder escuchar tu voz de nuevo. De verdad que lo siento Ochako. Te quiero como nunca he querido a nadie.
Ochako se quedó sin saber qué responder, le abrazó y le acarició la cabeza con cuidado, esperaba que si las palabras no pudieran expresar algo en ese momento, lo haría con acciones. Se aferró a él como nunca se había aferrado a nadie, quiso decirle que le quería más que cualquier otra cosa, pero no le iba a escuchar...
Así que deshizo el abrazo y segundos después se acercó de nuevo a él y con el máximo cuidado le agarró los mofletes y le sonrió de nuevo, se puso de puntillas y le besó en los labios.
Si las palabras no podían decir nada, lo harían los gestos.
Por su parte él abrió los ojos a su máxima capacidad y aceptó el beso. Quedaron así hasta que con lágrimas en los ojos, se quedaron dormidos.
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DEAFNESS [KACCHAKO]{[\COMPLETA\}]
FanfictionBakugo se da cuenta de que con el paso de los meses a causa de su quirk se quedará sordo de por vida. Y no volverá a escuchar el "Bakugo-kun" de Uraraka todas las mañanas. > > HISTORIA TRISTE.💙 ❌⚠-SI NO TE GUSTA EL KACCHAKO LO PUEDES LEER, PERO NO...