La gran idea

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Por fin era viernes y Mizusaki ya había preparado todo, le pidió a sus guardaespaldas que le ayudaran a mover unos muebles a su habitación como mesas y cojines para poder estar más cómodas durante la noche. A pesar de que de apariencia eran rudos y agresivos, en verdad eran buenos amigos de la joven modelo, se habían conocido ya hace muchos años así que no dudaron en ayudar a la joven ojou-sama.
“Mesa grande para las cuatro, listo. Sillones y cojines esponjosos, listos. Computadora y pantalla gigante, listos.  Y lo más importante… un montón de comida en la nevera, listo. ¡Muy bien, ya está todo!” Grito emocionada la chica de cabello castaño al repasar con la mirada todo.

Habían salido ya de la escuela y les había enviado la ubicación de su casa por celular a las chicas, de hecho solo a Kanamori, visto que solo ella tenía teléfono celular, así que las otras dos tendrían que venir junto con ella.

Un poco más tarde llegaron las 3 chicas; Kanamori llevaba puesto y un pantalón negro algo ajustado, que resaltaba su largo y bien torneado par de piernas y una camisa de color azul rey algo holgada del cuello, dejando ver sus hombros pálidos y esbeltos con algunas pecas ahí y allá.
La siguiente era la más bajita de las cuatro, traía puesta una chamarra ligera de color negro encima de una camisa blanca y unos pantalones cargo con estampado militar que no le quedaba muy flojo haciendo juego con sus tenis con lucecitas y su ya distintivo sombrero.
La ultima era Doumeki que vestía un hoodie azul con algunas líneas blancas y una pantalonera de color morado muy oscuro y un enorme par de audífonos sobre su cuello.
Entraron todas a la casa después de haber hecho varios comentarios acerca del tamaño de la misma y pidiéndole en varias (y muy serias) ocasiones que las adoptara y preguntándose cómo es que alguien con tantos lujos se pudo haber inclinado hacia el dibujo y más aún ser amiga de tan raro trio de personas.

“No quería preguntar para no ser irrespetuosa pero… ¿qué es lo que llevas puesto?” Dijo Kanamori y por detrás solo asentía con la cabeza Asakusa, al parecer pensando lo mismo.
La adinerada chica tenía su cabello recogido con una coleta que apuntaba hacia arriba haciéndola parecer una pequeña palmera y vestía una camisa blanca y una corbata de moño negro, pantalones negros bastante ajustados a la cadera pero algo flojos pasando las rodillas, y unos tirantes del mismo color. Se veía profesional y elegante y porque no, sexy, admitió Kanamori para sí misma.
“Aaah esto, en verdad estaba pensando en ser yo su camarera el día de hoy ¿Qué tal me veo?”
La primera en hablar fue Asakusa, yendo hacia la elegante chica y mirándola por todos lados analizándola, con una de sus manos en la barbilla y la otra en la cadera “Ya veo porque tus padres querían que fueses modelo, te ves fenomenal.” Dijo y levanto su pulgar en señal de aprobación
“Me pregunto cuanto pagarían los fans por ver esto” Dijo la enorme chica luciendo su típica y malvada sonrisa. Como siempre, pensando en las ganancias, para financiar el club obviamente.
Doumeki sorprendida parpadeo un par de veces y dijo “te ves muy linda” sonriéndole al final.
La idea era simple, la comida ya estaba preparada (por el staff de cocina, que también para sorpresa de nadie, eran los guardaespaldas) así que la anfitriona solo tendría que llevar a la mesa la comida y al final podrían degustar unas bebidas exóticas preparadas por la misma  Mizusaki, sin alcohol claro.

“Aaah eso estuvo delicioso, no creo haber comido así desde hace ya mucho tiempo. Ahora si vamos con el proceso creativo; cuando veníamos en camino se me ocurrió una idea, con la ayuda de Doumeki”
La chica alta y la morena se le quedaron viendo extrañadas, ya que durante el camino ella solo venía haciendo ruidos e imaginando escenarios.
“Por qué no escuchar algunas canciones que le gusten a cada una de nosotras y quizás de ahí podamos sacar alguna idea, también así podríamos conocernos un poco mejor. ¿Qué opinan camaradas?”
A Doumeki le encantaba la idea, tanto que se llevó las manos a sus mejillas y dejo salir un notorio “¡Oh yeah!” Kanamori solo se quedó pensativa durante unos segundos y finalmente accedió. Y para hacerlo algo más rápido y menos tedioso, propuso la chica alta que cada una escribiera las canciones que querían mostrar a las demás para así no perder más tiempo del necesario. “NADA. DE. CAMBIOS. ¡¿Me escucharon?!” Dijo en su voz amenazante, viendo especialmente a la más pequeña.

De melodías y pasionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora