— Ugh, mí cabeza.
Desperté con un fuerte dolor en la cabeza y supuse que había caído de cabeza y por eso me dolía.
No tarde mucho en observar a mi alrededor a vikingos y dragones con un aura triste y en frente mío estaba el padre de Hipo que me miraba aún más triste.
— ¿Qué sucedió?
— Hay hijo, perdóname.
Fue entonces cuando me di cuenta que creían que Hipo había muerto.
— Lo salvé.
Dije mientras habría mis alas mostrando a Hipo.
— ¡Hipo!
Dijo y se acercó más a alzarlo y poner su oreja en su pecho.
— ¡Ah! ¡Está vivo! ¡Lo trajiste con vida!
— Pues claro...
Gritos de celebración de vikingos y dragones se empezaron a escuchar. Ya deben saber que él es el de la leyenda.
El padre de Hipo puso su mano en mi cabeza como caricia.
— Me rindo.
Dije de broma mientras dejaba caer mi cabeza.
— Gracias, por salvar a mi hijo.
No me di cuenta de cuando el otro vikingo que me caía bien se acercó.
— Sí, bueno, la mayor parte.
El padre de Hipo y yo lo miramos mal, pero era cierto. Aún recuerdo como la pierna de Hipo quedó atorada entre la cola de la Muerte Roja y el aparato de mi cola. En ese momento desperté de mi ensoñación.
Me levanté de golpe tratando de pensar, ¿Cómo llevar a todos estos vikingos de vuelta a la isla y a Hipo?
— Oye, calma.
Astrid se acercó a mí.
— Mira.
Me giré y vi a los vikingos pidiendo la confianza de los dragones y ellos aceptando. Aún estando inconsciente, Hipo esta haciendo real la leyenda.
Todos los vikingos pedían instrucciones a los jóvenes que habían montado a los dragones que trajeron a Hipo, y claro que no tardaron mucho en subirse en ellos y alzar vuelo.
No noté cuando, pero Astrid se me acercó y extendió su mano pidiendo confianza. Claro que sí amiga. No dudé en aceptar y ella buscó al Nadder que había montado hace rato y se subió en ella.
— Espero que sepas lo que haces.
La voz del padre de Hipo me sorprendió y vi le estaba entregando a Hipo.
— Tranquilo Estoico, mandaremos barcos para que los saquen de aquí.
Asique se llama Estoico.
— Bocón, ve con ella. Cuida de Hipo.
— Seguro jefe.
Y el que me caía bien se llama Bocón...
Una vez con Bocón arriba del Nadder, ella alzó el vuelo y me sorprendió que me tomara con sus patas.
— ¿Qué haces?
— Estoy llevando a tú humano también, no voy a dejarte aquí.
Eso me alegró. Me sorprendió ver a algunos vikingos en dragones siguiéndonos pero ahora eso no importa. Lo que importa es Hipo.
ESTÁS LEYENDO
Cómo Entrenar A Tú Dragón
FantasiaEn esta historia, Hipo por alguna razón entiende lo que dice Chimuelo y los demás dragones asique veremos la película desde la perspectiva de los dragones al darse cuenta de como un milagro y una leyenda se hacen realidad.