¡Después de mucho tiempo por fin la inspiración a vuelto!
Y para pasar el rato en esta cuarentena, ¿qué mejor que escribir de estos dos?
Serán pequeños drables con las letras del abecedario sobre esta parejita.
Más que un adorno, para él siempre estos pequeños objetos debían tener algún significado. Como el que compartía con su hermano y el cual aún colgaba de su cuello y que era prueba de su cariño y hermandad.
Por eso, cuando decidió por fin y luego de años poner un hermoso anillo en el dedo de su novio se sentía dichoso. Claro que dichoso era un sentimiento que quedaba corto.
El momento no fue romántico ni nada. Fue a lo bruto, al natural, instintivo.
Daiki y él terminaban uno de sus famosos partidos privados en la cancha cerca de su departamento. Estaban sudorosos, con la adrenalina a full, retándose como siempre hacían.
El moreno celebra que ganó, riendo y burlándose de él con una de esas hermosas sonrisas que solo muestra frente a él. Y de pronto, al verlo despeinado, satisfecho, contento, desbordando dicha... Siente el corazón latiendo en su pecho de una manera que cree que se desmayará en cualquier momento.
Y esa emoción se conecta con su boca de manera arrolladora y simplemente pronuncia un "cásate conmigo" que incluso a sus oídos sonó como desesperado, esperanzado de que ese maravilloso hombre le diga que sí.
Y Daiki lo mira sorprendido, se ve como si el aire se le hubiera ido. – ¿Q-Qué?
El pelirrojo se acerca, y lo toma de las manos con cariño, seguridad. –Déjame decirlo correctamente, Aomine Daiki... ¿Quieres ser el queso de mi hamburguesa? ¿El balón de mi canasta?
Aomine lo mira incrédulo, para luego reír nervioso y divertido por sus locas preguntas, con un precioso sonrojo en sus mejillas. Luego Daiki lo suelta y él siente que su mundo se tambalea. Pero no duró mucho, porque Aomine lo abraza aún entre risas y le dice que está loco, que es ridículo y que odia que sea tan cursi.
-Sería un honor ser el queso de tu hamburguesa y el balón de tu canasta.
Y ahora es el turno de él de reír, y de volverse aún más loco de lo feliz que se siente. Y lo besa, en medio de la cancha, con el balón a un lado, y ellos siguen sudorosos, cansados pero enamorados.
Y Taiga se acuerda de ese día, mientras acaricia con su pulgar la argolla que ahora rodea su dedo y Kagami Daiki está durmiendo a su lado.
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Y ese fue el primero!
Espero que les haya gustado.
Pronto será la letra B, si tienen alguna sugerencia de tema con esa letra pueden comentarlo y trataré de escoger alguna!
