Qué ironía

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Se atoraban las alarmas,
entre palabras brotadas en risa y entre colores secos que, dominados por la insistencia, batallaban por pintar al óleo la distinguida obra representando la alegría.

Se ahogaban las alarmas,
cuando el verde era pintado en hojas que descansaban a la deriva,
cuando las estrellas titilaban en un impulso grotesco que asumía cómo se veía la vida.

Y silenciaron las alarmas...
entre el anhelo por brillar y el poderío, insulso poderío, que se dejaba entrever con una sola luz encendida.

Qué ironía, qué ironía... Qué ironía.

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⏰ Última actualización: Apr 09, 2020 ⏰

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