Dumbledore acababa de llegar a Prived Drive, ahí esperaría a que Hagrid llegara con el pequeño Harry para dejarlo al cuidado de sus tíos muggles, para ser sinceros no le gustaba nada la idea, Pero no tenía otra opción, él era demasiado viejo para cuidar del bebé y cualquier familia del mundo mágico solo usaría al niño para tener fama y poder, no lo cuidarían realmente, no le darían amor y expondrían al niño a una vida llena de asedio gracias a su fama.
Justo cuando terminó de apagar las luces de las farolas de la calle, pudo ver que a su lado ya estaba la profesora McGonagall luciendo completamente disgustada, el viejo sabía que a Minerva tampoco le gustaban aquellos muggles familiares de quien fue su alumna favorita, pero no había de otra.
Ninguno dijo nada, se conocían lo suficientemente bien para saber que pensaba cada uno estando ahí, al cabo de diez minutos, el guarda bosques por fin llegó con un pequeño bulto atado a su torso, el niño estaba completamente dormido, luciendo tranquilo Ignorante a todo lo que acababa de pasar.
-¿Albus, estás completamente seguro de esto? Ellos ni siquiera son buenas personas
-Son sus únicos parientes, Minerva. Además, tienen un hijo, es unos meses mayor que Harry, eso será bueno para ambos niños.
La subdirectora y el guarda bosques compartieron una mirada de preocupación, pero no dijeron nada, simplemente observaron al anciano tomar al niño con cuidado y dejarlo en la puerta del número 4, junto a una carta antes de tocar la puerta, los tres debían irse.
Sin embargo, ninguno de ellos vio que, a la distancia, entre la oscuridad de la noche, alguien los había observado, en especial al pequeño bebé.
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A penas había pasado un año desde que Harry había sido entregado a sus tíos y las cosas habían sido horribles, los malditos no lo alimentaban más que una vez al día con una cantidad miserable de una pasta que lucía asquerosa, no le cambiaban el pañal muy seguido y lo golpeaban cada vez que lloraba, de alguna forma a su corta edad, Harry había aprendido que llorar traería consecuencias peores, entonces intentaba no hacerlo muy seguido.
En las sombras, Severus observaba todo y pensaba seriamente en la forma de sacar al niño de todo ello ¡es que no era justo! Dumbledore no le permitiría hacer nada si lo consultaba a él primero, pero seguramente Lucius le ayudaría a mover influencias para obtener la custodia del niño y hacerles pagar a esos asquerosos desperdicios de aire todo lo que le estaban haciendo al bebé.
Pero mientras tanto no iba a permitir ni un maltrato más. Sin pensarlo más entró a la casa en completo silencio aprovechando que era completamente de noche y fue hasta la alacena donde había algunas cobijas tiradas en el piso sobre las que un pequeño Harry descansaba, ni siquiera estaba bien abrigado para soportar el frió de la noche.
Vio que tenía algunos moratones y rasguños en sus piernecitas y bracitos, eso solo logró enfurecerlo más, pero ahora solo tenía tiempo para tomar a Harry y largarse de ahí.
Rápidamente cargó al niño con cuidado de no lastimarlo envolviéndolo en su capa y se desapareció de ahí para llegar a Malfoy Manor donde Lucius lo esperaba para permitirles entrar. Narcisa estaba esperándolos en el gran salón con un poco de té, sabía que eso calmaría los nervios crispados de Severus.
Resulta que el señor oscuro había sido derrotado aquella noche en el valle de Godric, mientras él atacaba a los Potter, los aurores y varios miembros de la orden del Fénix llegaron ahí para detener toda la locura que armó el maldito mestizo, ya tenían los horrocruxes y fue fácil terminar con el señor tenebroso, todo gracias a la gran labor de Severus y Lucius como espías de la orden.
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Papá Severus
FanfictionHa pasado un año desde que Dumbledore dejó a Harry Potter con sus tíos Muggles, durante ese tiempo Severus Snape ha estado pendiente del niño siendo testigo del maltrato que los Dursley le dan a Harry. Una noche, Snape decide tomar cartas en el asu...