abrazos

471 62 44
                                    

JeongIn no necesitaba un título porque tuviera que tomar el frente de una gran empresa, tampoco porque fuera directamente obligado a estudiar, ni por la presión de sus padres en casi ningún ámbito

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

JeongIn no necesitaba un título porque tuviera que tomar el frente de una gran empresa, tampoco porque fuera directamente obligado a estudiar, ni por la presión de sus padres en casi ningún ámbito.

Sería romántico y genial decir que el chico estudiaba una carrera que al principio no le encantaba (y aún no lo hacía; pero empezaba a gustarle por sentirse bien de entender algo) porque debía y luego estudiar o hacer lo que quisiera, porque eso indicaría que él tenía algún talento diferente a hacer lo que se le decía pero tristemente no era así.

A esas alturas, él sólo quería titularse como una meta lograda, conseguir un trabajo decente (relacionado con su diploma o no), estar cómodo en general, tener algún pasatiempo que le gustase lo suficiente para no aburrirlo a las semanas y tener muchos momentos felices. No debía ser en ese orden. 

Pero lo que más aterraba a JeongIn, entonces y desde siempre, era la mediocridad.

Recordaba  haber hablado con Chan al respecto y lo alentador que había sido.

— No necesitas destacarte, JeongIn —había dicho mientras acariciaba su cabello aprovechando que su cabeza estaba recostada en su hombro izquierdo en su sofá—. Necesitas poner tu corazón en lo que hagas —Chan buscó su teléfono y empezó a mostrarle fotos de él con una guitarra, frente a un lienzo colorido o micrófono e incluso en una cancha de basketball.

Podía saber que había sido en diferentes épocas por el color de su cabello, curiosamente, debido a que su cara no había cambiado demasiado y no sólo se había inclinado por el rubio. Paréntesis para decir que JeongIn se había perdido a sí mismo viendo a Chan castaño.

 —Puedes hacer lo que sea, Innie. Y será genial de todas formas si te hace feliz —apretó su mano. JeongIn lo miró emocionado—. Siempre siendo crítico contigo mismo, ¿está bien?

— Lo entiendo pero ahora mismo necesito que me cantes algo, hyung —Chan se rió chiquito.

— Hey, no dije que fuera bueno en eso —un empujón sin ganas—. Estás perdiendo el punto —intentó regañar y se mantuvo serio por tres segundos, JeongIn los contó—. Me alegra que hayas confiado en mí para contarme —el menor escondió la cara en su cuello en un abrazo murmurando su acuerdo y él le cantó al oído.

JeongIn descubrió que la voz de Chan era su nueva melodía favorita.

Esos eran sus pensamientos sentado en una mesa de la cafetería, al lado de Hwang HyunJin que parloteaba sobre una fiesta de mitad de curso a la que él había sido invitado y, aún sintiéndose mal por ello, no estaba escuchando demasiado al respecto.

— ..., pero aparte de todo eso, debes ir porque iré yo y no quiero estar solo —JeongIn detuvo su bocado de arroz que casi había hecho todo el camino a su boca y lo miró aburrido.

— Gracias por exponer acerca de las razones por las que debo asistir a una fiesta donde sólo conozco al anfitrión—Hwang sonrió hasta que sus ojitos desaparecieron, era guapo al punto de poner nervioso a JeongIn—. Pero dudo que en algún momento de la noche, justamente tú, vayas a estar solo.

origami.     折り紙    °'chaninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora