donde chan tiene una nueva afición por el origami y jeongin tiene las manos delgadas y ágiles que a él le faltan..., y también una recién descubierta inclinación: admirar a bang chan.
°chanin. (stray kids. chan x jeongin)
°historia corta.
°capítulos...
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—¿Puedes hacerme el favor de doblar esto?
JeongIn parpadeó dos veces, sin decidirse si quien estaba frente a él era demasiado hermoso para estar vivo o que estaba algo chiflado al pedirle algo así a él, a quien no conocía de nada y sólo estaba en su mismo espacio por protagonizar la desafortunada situación de estar atrapados en un ascensor.
Tan cliché como pueda leerse, así era, habían quedado atrapados en un ascensor, él iba tarde a su clase, tenía evaluación de gran porcentaje de su nota final y había quedado atrapado en el ascensor, maldita sea.
Tenía un pedazo de papel en su cara, el chico tenía este aspecto algo descuidado, sus rizos los mayores culpables de ello, sin embargo era tan lindo que JeongIn se planteó que no podía hacer nada por la situación, ya habían cumplido con el protocolo y sólo podían esperar a que llegara la ayuda, su examen ya había empezado, su profesor no podía odiarlo más y definitivamente no tenía a nadie en la Universidad que lo extrañaría lo suficiente si faltaba.
Lo tomó con cuidado, no creyéndose del todo la situación, él se había colado a primera vista por esa hermosura de cabello rubio que no podía vivir en su mismo complejo de apartamentos sin que él supiera, así que seguramente se trataba de una visita, se habían quedado atrapados y sin venir a cuento de su pantalón había sacado, contrario a cualquier pensamiento sucio que JoengIn pudiera tener, pequeños retazos de hojas de papel de colores y se los había tendido.
No era tan raro. Había tenido días más locos.
—Debes doblarlo por el centro, luego con las esquinas —explicó pacientemente. Su voz era linda, también, de las que dan gusto escuchar—. Pero antes debes cortarlo en lo más pequeño que sea posible, todo con tus manos.
El chico llevaba tiempo hablando, pero no pudo registrar mucho ya que estaba viendo sus manos, que estaba expectante de tocar accidentalmente al tomar el papel, eran lindas, grandes. Fuertes. El origami no parecía ser para ellas pero quién era él para decirle a alguien qué cuadraba con su imagen o no.
JeongIn esperaba que fueran suaves pero no lo eran. Estaban algo magulladas por pequeños cortes, presumió que por el papel. Dobló como pudo, con torpeza pero con empeño. Se sintió observado, aunque no tanto como hubiera querido, a fin de cuentas, el otro también tenía algo entre manos, literalmente.
Para cuando llegó el personal de mantenimiento del edificio no habían compartido más que oraciones sueltas y ya sentían las extremidades entumecidas, habían perdido la cuenta de cuántas piezas doblaron pero cuando vio esa sonrisa, JeongIn agradeció estar vivo y el dolor de músculos pasó a un plano alejado.
—Gracias por eso —señaló el ascensor con un movimiento de cabeza y palmeó el bolsillo de su sudadera, donde había ido a parar cada pequeño retazo de papel.
—Cuando gustes —devolvió la sonrisa, esperando impresionar. El rubio se exaltó ante la respuesta y se enderezó, dispuesto a presentarse.
—Soy Bang Chan y en definitiva te tomaré la palabra —cuando guiñó, en algún lugar del país temblaron unas piernas. JeongIn nunca aceptaría que fueron las de él así que no se atrevan a preguntarle.
