Capítulo once

69 2 0
                                    

(un motivo)

Cameron se levanto del asiento, provocando que me sintiese aun mas confundida. Su mirada descargaba en mi cuerpo oleadas de calor, un calor que amenazaba con consumirme hasta las cenizas. Se acerco mas a mí, podía sentir su respiración acelerada como si fuese la mía. Su mano izquierda tomo posesión de mi barbilla, acariciándola levemente con el pulgar, mientras la otra ascendía y descendía por el lado externo de mi muslo. Todo pensamiento quedo en el aire, no tenía idea de la misión que sus manos se proponían cumplir. -¿Qué era lo que Cameron quería de mí?- Sabía que todo esto no podía estar pasando me había dejado llevar con él pero no sucedía, en el mundo no sucedían historias como la que yo imaginaba con él. Y en ese instante recordé mis pesadillas, mi miedo, mi fracaso, recordé a Erick a Samanta... las lagrimas escocían en mis ojos pero no iba a llorar delante de él, no,- yo ya no lloraba- me dije a mí misma. 

-¿Qué quieres de mí Cameron Dallas?.- mi tono de voz apenas era un susurro, una lagrima se escapo y rodo despacio por unas de mis mejillas. Estaba estropeándolo todo lo sabía, pero no podía dejar que siguiese apoderándose del último pedacito intacto de mi corazón.

Cameron traslado los dedos que reposaban en mi barbilla, dejando tras ellos un reguero de suaves carias, secó la lagrima. Su mirada era tan profunda y dejaba ver un atisbo de dolor y preocupación, había cambiado su expresión divertida por una fuerte y firme.

-A ti Lara. No es lo que quiero de ti, es que te quiero a ti.- dejo caer su cabeza como si algo dentro de él lo estuviese torturando.

-¿Por qué?, ¿por qué yo?, ¿por qué alguien como tú iba a querer estar conmigo?.- No podía creer que este hombre, este dios, solo quisiese estar conmigo.

-Yo... Lara yo no tengo la respuesta a tus preguntas. No soy un caballero,  no soy un príncipe azul  puedo asegurártelo, si esperas eso de mí... .- Hizo una pequeña pausa y frunció el seño como si lo que estaba pensando le resultaba desagradable.-  Steven puede llevarte a casa si lo prefieres.-

!Claro que no¡, yo no iba a salir corriendo.

-No creo en príncipes Cameron y no voy a irme. No necesito una historia, ni siquiera necesito un compromiso, solo necesito un motivo. ¿Puedes darme eso?- No iba a abandonarlo, pero necesitaba saber que era real, que él era real, y que tenía un motivo por el cual estábamos aquí.  

-No voy a engañarte Lara, no he sido lo que se diría un chico bueno, cuando aquel día en la playa choque contigo quise... bueno quise lo que hasta entonces había tenido. Yo no soy de los que tienen novias Lara, no me preocupo por las chicas.- Mujeriego, la palabra resonó en lo más profundo de mi ser y mi asco ante aquello se hizo latente en mi mirada-Tienes que escucharle Lara necesitas saber lo que estás haciendo.- La voz de mi conciencia tenía razón, intente controlar el ataque de rabia que sus palabras habían provocado en mí y asentí para que siguiese hablando.

Cameron me tomo de la mano obligándome a seguirle. No dije nada solo quería saber que tenía que decirme. Llegamos hasta el sofá en forma de L que ocupaba gran parte del salón. Nos sentamos y Cameron continuó.

-No me preocupaba hasta que te conocí. Te fuiste de la playa y por primera vez no pude controlar las ganas de saber más. Lara no puedo prometerte una preciosa historia rosa en la que al final los protagonistas comen perdices, solo sé que ahora quiero estar contigo aunque quizás eso no sea suficiente para ti para mí todo es muy complicado.-Mis ojos brillaron ante sus palabras, solo habían pasado tres semanas desde que choco conmigo aquella maravillosa tarde, era difícil creer que todas esas preciosas palabras fuesen verdad, pero yo también quería estar con él. Tomé una decisión.  Apreté su mano con fuerza, porque los sonidos habían abandonado mi boca, y lentamente alcé la mirada hasta ese indescriptible mar de miel. De repente y sobresaltándome Cameron me agarró por la cintura, dejo caer su espalda y quede tumbada encima de él fundiéndonos en un inesperado beso. Sus manos acariciaban  mi espalda desde mi nuca hasta llegar a la cinturilla de mi pantalón y de vuelta a mi nuca, mis manos pasaban hábiles por el cabello de Cameron como tantas veces había soñado hacer. Mientras tanto nuestros labios se acariciaban, tiernamente al principio y con mucha fuerza después, jadeé instintivamente ante tanta excitación eso me obligo ha entre abrir los labios, Cameron no desaprovecho la oportunidad y preso de la pasión me inundo con su lengua yo la recibí encantada envolviéndola y ya solo éramos lenguas, caricias y respiraciones entrecortadas. 

Aprendiendo a amar(Cameron Dallas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora