n o m b r e ( 2 )

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Como que me estaba quedando muy largo lol.

- Katsuki, ven, ayúdame a servir - Masaru salió de la cocina, quitándose el delantal y sonriéndole a su hijo - hay panqueques.

- Mierda, si.

- No insultes, imbécil - Mitsuki salió de la sala de estar, decidida en darle un zape a su hijo.

- ¡¿Algún maldito problema con que me gusten los panqueques del viejo?!

- ¡Respétalo rata malagradecida!

- Ya, ya, vamos a comer, ¿Si? - Masaru intentaba calmar la situación, pobre de él.

- ¡Bien! - gritaron madre e hijo mirándose agresivamente.

Ya con la comida servida, a Bakugo lo carcomía la curiosidad. Entonces, ya sin poder hacer nada contra ella, habló.

- Oye, vieja - su mamá volteó con la intención de decirle algo sobre el respeto a sus padres, con una oración llena de insultos, claro que si, pero Katsuki no la dejó hablar - sobre la historia del collar de la estrella... - su voz se fue haciendo más y más suave, sus padres lo miraron sorprendidos y expectantes - ¿Cuál era el nombre de esa persona?

No sabía porqué lo había preguntado.

Ni quería saberlo.

Solo necesitaba una respuesta. Una sola.

Se escuchó un jadeo.

- Hijo, ya te lo habíamos dicho - comenzó su mamá - nadie sabe si era hombre o mujer, entonces mucho menos sabrán su nombre - se encogió de hombros - de todas maneras, ¿Qué hay con esa pregunta tan de repente?

Katsuki miró disimuladamente hacia su bolsillo.

- Nada, tuve un sueño raro.

- ¿Qué clase de sueñ-? - pero antes de que su padre pudiera concluir la pregunta, Bakugo se levantó de la mesa y se dirigió con su plato a la cocina, murmurando un débil "gracias".

¿Habrá sido por lo que me contó la vieja?

Pero luego de ese día jamás volví a pensar en la estrella. La guardé en ese cajón y ya está.

Le quitó importancia nuevamente al asunto, negando con la cabeza y lavando furiosamente su plato y tenedor. No iba a dejar que esa mierda arruinara su concentración para el trabajo.

+

Eran las 12:20 y Katsuki ya estaba poniéndose la gorra para salir del lugar y dirigirse a la casa de Kaminari. No quedaba muy lejos: a veinte minutos de su casa, a lo mucho. Pensaba ir caminando, detestaba tomar el trasporte público.

Fue corriendo hacia la entrada y, cuando estaba poniéndose la última zapatilla, su mamá entró en su campo de vista.

- Katsuki, ¿A qué hora estás de vuelta? Sabes que tus tíos vienen a las seis.

Bufó, había olvidado ese maldito dato por completo.

- Ah, estaré aquí a esa hora.

- Bien, ¿A dónde vas exactamente? - su mamá lo escrutó con la mirada.

- ¿Porqué deberías saber eso? - cuando Mitsuki dirigió su mano hacia la pantufla que llevaba e el pie derecho, un escalofrío enorme le recorrió - bien, bien. Hay un trabajo en grupo. Tengo que ir a la casa de Eijiro para reunirme con... - paró abruptamente.

poprocks - kiribakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora