Nudo

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El área de Shundong estaba rodeada por elevados picos de montañas, abundantes ríos y valles. Con una niebla que se extendía hasta el rincón más alejado. A menudo se oían voces de personas conversando, en alguna discusión o regateando en el mercado. Más allá, se encontraban las puertas de la ciudad Yi. Aquí la bruma era más densa, pero ligeras luces provenientes de las casas iluminaban algunos sectores. Era oscura, pero llena de vida.

Este era el lugar en el que A-Qing, Xiao XingChen y Xue Yang se encontraban hacía apenas unos meses. A menudo solían recorrerlo, así que ya lo conocían más que superficialmente. A veces salía uno solo. A veces salían dos. A veces salían los tres.

En esta oportunidad fue el turno de Xiao XingChen y Xue Yang. La relación de ambos era mejor que de costumbre desde aquel incidente. A pesar de sus últimas palabras, XingChen fue el primero en evitar a toda costa que algo de esa magnitud volviera a ocurrir. Xue Yang era terco y obstinado, así que se encargó de llevarlo por el camino lujurioso una vez más. Atacaba en las noches con besos y caricias. A ratos terminaba lo que empezaba, pero otras veces dejaba a XingChen con un frío sudor en la frente. Pese a todo esto, siguió usando su boca y su mano de forma repetitiva. Nunca otra parte de su cuerpo. Debía admitir que la situación le estaba cansando y más cuando XingChen solo se atrevía a dar caricias superficiales.

Xue Yang quería ser salvaje, rudo y escandaloso, pero las manos de Xiao XingChen eran cálidas. Lo atraían hasta su pecho y lo acariciaban con ternura. "A-Qing podría oírnos". Era su permanente recordatorio. Los dos dormían en una habitación y ella en la otra dentro de ese ataud lleno de paja. Xue Yang llegó a bromear muchas veces con que la pequeña ciega podría usar toda esa paja para cubrir sus orejas, pero nada fue efectivo contra las advertencias de su Daozhang.

Xue Yang esperaba que ahora fuera diferente.

Con la brillante excusa de las compras, Xiao XingChen fue arrastrado hasta una posada, lo más lejos posible de ese triste hogar de ataúdes. Este era ciego, pero no tonto. No tardó en notar algo extraño en el camino —¿A dónde me llevas? Este no es el mercado.

Xue Yang se relamió los labios y empujándolo hasta la entrada, respondió —No. Es algo mucho mejor.

La dueña los recibió entusiasta. El lugar estaba lleno de huéspedes, lo que indicaba que era bastante bueno para la zona. De inmediato, una de las trabajadoras los guió hasta arriba para que eligieran habitación y Xue Yang pidió una para ambos.

Xue Yang —Si nos disculpa, estamos cansados. Así que vuelva más tarde.

Las palabras sonaron amables, pero su rostro estaba lleno de un aura amenazante, con grandes ojos que se clavaban peor que cualquier cuchillo. La chica pareció entenderlo y bajó las escaleras sin mirar atrás.

Xue Yang —Hey, tú pagas. No tengo dinero.

Con suave voz, Xiao XingChen murmuró —Era de esperarse... —siguiendo el camino hasta la habitación, retomó la palabra —Por cierto, ¿por qué me trajiste-

Antes de terminar la oración, su espalda chocó duramente contra la puerta cerrada. Sus labios agarrados por feroces dientes fueron lastimados una y otra vez en jalones, en mordiscos. Su cuello apretado por una firme mano, con un brazo detrás del otro. Fue apegado a otro cuerpo todo en cuanto se pudo.

Xue Yang —Fóllame, fóllame, ¡fóllame!

Xiao XingChen entendió a la primera y con firmes manos agarró a Xue Yang por la cintura, arrastrándolo por la habitación hasta chocar con un mueble. Xue Yang gimió y le propinó una palmada a XingChen. —¡Mi espalda!

Xiao XingChen —Perdón. No lo vi...

Xue Yang —...

Caminaron hasta la cama y con el mismo ánimo, Xue Yang fue el primero en bajar la blanca ropa que cubría el cuerpo de XingChen. Quedó desnudo en segundos. Por otro lado, él mismo se encargó de sus prendas y se acercó para besar las mejillas de su compañero como la primera vez que tocó su cuerpo con esos labios. Instintivamente, XingChen agarró el cabello de Xue Yang y lo guió hasta su entrepierna como habían hecho en más de una ocasión.

Pesadilla (XueXiao) - The Untamed. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora