ojos color chocolate

389 42 4
                                    

Cuatro personas se hallaban en una sala.
Todas las figuras encapuchadas, usando en conjunto una sudadera. La única luz provenía de una lámpara que iluminaba tenuamente el lugar, dejando ver algunas grietas en las paredes y telarañas en el techo.

Una de las figuras encapuchadas se levantó de la silla, en frente estaba posicionada una mesa, donde apoyó sus manos.

- Quiero que me digan a qué vine ya, exactamente - demandó con voz gruesa. Otra de las figuras se levantó.

- Yo igual, vine aquí porque me propusieron que iban a ayudarme si yo ayudaba - concordó uno sin mucha emoción en la voz.

- Tranquilos - calmó una figura de contextura más gruesa, dirigiéndose a los demás como masculinos - Ya tendrán lo que quieren.

- Yo quiero un bingsu - habló la última figura que estaba echado en su silla.

- ¿Por qué estamos en este ambiente? No veo nada - se quejó el de voz gruesa.

- Lo mismo quisiera saber yo - alguien más irrumpió en la habitación, dejando entrar la luz. Todos se echaron al piso adoloridos por el quemazón de ojos con la iluminación repentina.

- ¡Cielos, Wheein cierra la maldita puerta! - demandó el hombre de contextura gruesa.

- No, esto parecía un culto - Niega la nombrada como Wheein - No seas quejico Sungmin.

Sungmin se quitó la capucha dejando ver un corto cabello blanco, frunciendo el ceño, su acción es imitada por los demás. El de voz gruesa tenía el cabello castaño con puntas rojas caramelo teñidas, era un ladrón excepcional de mano rápida, dándole un toque a su nombre Jeon JungKook. El de voz apagada y neutra, tenía el cabello color menta colocando sobre este una gorra negra con argollas plateadas en la misma, obsequio de su humilde y campirana familia, no tenía expediente criminal y se encontraba en este lugar por necesidad, Min YoonGi. El que quería un bingsu también tenía el cabello teñido de un rubio dorado, pero sus ojos parecían mostrar la vida divertida que por su actitud llevaba y como no le ponía importancia o empeño a las cosas, su papel en este equipo podría llamarse como secuas torpe, Zico.

- No se esponjen, vine para darles la información que quieren - explicó Wheein acercándose a la mesa con unos papeles, provocando que todos se inclinen hacia adelante con atención - Pero todo debe salir exactamente de acuerdo al plan, ¿¡Escucharon!?.

•̀

Jimin caminaba junto a NamJoon en dirección a una de las mejores boutiques de Busan, Bottega Veneta, donde el ahora nuevo dueño TaeHyung, también es su amigo.

- Yo tengo que ir a una biblioteca - avisó NamJoon, Jimin volteó a verlo inmediatamente.

- ¿Ya te vas?

- Debo de investigar algunas cosas - explicó el pelinegro encogiéndose de hombros - Pero saluda a Tae de mi parte - se despidió con un ademán y tomar otro camino, doblando la esquina de lado de la calle contraria a la de Jimin. Este respiró hondo y siguió su camino hasta la Veneta. TaeHyung había llamado diciendo que necesitaba su ayuda, por eso NamJoon se había ofrecido a acompañarlo a cierta parte del camino hasta tomar el desvío.

Llegó a su destino y tocó la puerta. Adentro del lugar se escucha una actividad antes de que apareciera TaeHyung del otro lado de la puerta con algunos mechones rubios fuera de lugar.

- Oh que bien que llegas, amigo - le recibió con una sonrisa en la que se podía notar alivio. Jimin rió internamente.

- ¿En qué querías mi ayuda Tae-tae? - Preguntó Jimin ingresando al lugar una vez que Kim se hizo a un lado para darle permiso.

síndrome de estocolmo · 국민 태기Donde viven las historias. Descúbrelo ahora