The Haunters

La Flecha

Iba caminando tranquilamente hacia el instituto. Era temprano por la mañana, alrededor de las ocho y diez. Andaba por delante de la verja del polideportivo. Ya hacía un tiempo que habíamos empezado las clases y las piscinas, ya sucias por el descuido del cambió de estación, estaban vacías.

Hacía algo de fresco, pero era agradable. Miré a la carretera antes de cruzar. Ya había gente en la puerta hablando, y alguno que otro gritando. Entre los alumnos ya presentes, pude distinguir a Paula, la chica popular. El pelo largo castaño caía más o menos a la altura del codo. Sus ojos color café, se ocultaban ligeramente tras la montura rosa grisáceo de las gafas. Vestía una sudadera corta, que le llegaba por encima del estómago. Esta era de color blanco. Los pantalones, un tanto ceñidos, quedaban por encima de los tobillos. Eran de color rojo carmesí. También usaba su broche de pelo característico. Este tenía forma de perro. Parecía ser de oro y era realmente fino. También llevaba un colgante de cadena. Creo que este era de plata. De la cadena, pendía una estrella de siete puntas de amatista.

Ella siempre estaba rodeada por su grupo de amigos, por lo que no he interactuado mucho con ella.

Más a lo lejos, entre el parking y las escaleras de entrada, vi a María, o como otras la conocen, “La loca”. Vestía una camiseta corta negra que llegaba por encima del ombligo. Esta tenía dibujos de llamas de tonalidades anaranjadas y rojizas. Los pantalones negros, eran realmente cortos. No sabría decir por donde llegan exactamente.  Su cabello color gris caería un poco por debajo de los codos. La pulsera de platino que llevaba consigo, parecía resplandecer ligeramente. Está tenía unas letras grabadas, en color agua marina, pero no podía leerlas desde donde me encontraba. También usaba un anillo, el cual realmente era brillante. Estaba formado por dos aros entrelazados, formando ondulaciones. Uno de los aros, no era liso, estaba formado por pequeñas bolas de agua marina.

María era alguien apartada del resto debido a lo que la gente piensa de ella, aunque yo creo que ella, es simplemente alguien impulsiva y un tanto obsesiva.

Después vi a Alba, aunque de casualidad. Se encontraba en el minijardín dentro de la entrada, atrás del tronco de un pino. Su cabellera castaño oscuro, caía por su espalda hasta la cintura. Vestía una chaqueta negra con capucha. Usaba unas medias del mismo color que la chaqueta. Llevaba un anillo y una pulsera al igual que María, pero estos eran diferentes. La pulsera era de color zafiro, al igual que el anillo. Esta se enroscaba en su muñeca con unas ondulaciones, como una serpiente que se muerde la cola.

El anillo, en si era normal. Lo que más destacaba de él, era la piedra negra, la cual brillaba levemente, pero con un toque especial.

Estaba apoyada contra el tronco de brazos cruzados con los ojos cerrados.

Me giré un momento para buscar a Marcos y Víctor, ya que todavía no los había visto y cuando volví a mirar, ella ya no estaba allí.

– Que extraño... Juraría que estaba hay – susurré para mí mismo.

Por último, vi a Belén, la más misteriosa de todas las personas en este instituto. Se encontraba en un árbol del exterior, apoyada con la cabeza gacha, mirando el teléfono. Su larga cabellera castaña caía hasta un poco por encima de la cintura. Usaba una sudadera y unos chándales negros. Sus ojos color café relucían de una forma extraña, no sabría como describirla. Usaba su típico anillo de oro, con un diamante en forma de estrella y su colgante de cadena de oro, el cual lleva una piedrecita de un material que desconozco, la cual era de forma extraña.

Observé el lugar y vi entonces a Marcos. Estaba solo. Eso sí que era
extraño. Siempre venía con Víctor y luego me esperaban. Me acerqué y le saludé.

– ¿Y Víctor? Es extraño que no esté contigo. - comenté, suponiendo que la respuesta sería la típica de “Está enfermo” o un simple “Se quedó dormido”. Cosas típicas.
– Me envió un mensaje esta mañana. Me dijo que llegaría más tarde lo usual.