Cap XV

217 25 5
                                    

Narra Sonic...

Pude volver a sentir como mi rostro ardía nuevamente tras recibir aquella bofetada, seguido de otro puñetazo. No podía hacer nada, mis manos y pies estaban atados por grilletes a las paredes. Y aunque lo intentara, solo empeoraria las cosas.

-¿No piensas responder?, ¡Dime algo!-exclamaba aquella figura mientras volvía a golpearme, esta vez en mi abdomen, arrebatandome el aire-¡Abre la boca maldita escoria!.

-Lo haría...si me dejaras recuperar el aire-musité casi inaudible.

Luego de que el plan resultara ser un rotundo fracaso, tanto Ray, Mighty y Tails fueron transladados a los calabozos por la inepta guardia real, siendo castigados individualmente. Su estadía era un recorrido por el parque comparada a la mía. Desde que llegue aquí solo ha sido una golpiza tras otra sin descanso alguno, aunque podía considerarlo un "honor" ya que eran impartidas por el mismisimo capitán en persona.

En realidad su interes en volverme picadillo, ya nisiquiera lograba tener un efecto en mí. Estos tres días en este pútrido lugar eran más que desesperantes e insufribles, sin embargo, había mucho más de por medio.

-Ansiaba tener esta charla contigo-comentó deteniendose mientras enjuagaba la sangre proveniente de mi rostro de sus manos-Y creo que tú igual. Pero en cambio solo te abstienes de responderme, dime, ¿acaso ella, te comio la lengua?.

Levante pesadamente la cabeza, observandolo fijamente. Hacía el mayor esfuerzo en no, escupirle su asqueroso rostro con la baba sangrienta que escurría por mi boca.

-Si..lo que esperas, es escuchar alguna palabra de mí sobre el crimen que ustedes cometieron-murmure escupiendo a un lado- te equivocas.

-No espero que confieses acerca de eso-comentó-quiero que me digas, ¿en donde escondiste los articulos que robaste?, mis soldados revisaron todo el lugar y lo que encontraron fue la caja fuerte de los archivos completamente vacía y se que el responsable eres tú.

Esperen, ¿caja fuerte?. Eso explica muchas cosas.

-¿Piensas que tus juguetes los tengo yo?-reítere-crees que si fuera así, ¿no lo habrían encontrado? Además, ¿para que guardar secretos?.

Me observó atentamente, creó que pronuncíe algo muy importante.

-Deja de hablar estupideces-comentó.

-¿Estupideces?-repetí-pero si eras tú el que extrañabas mi dulce voz. No creas que soy un ignorante como todos en este lugar, guardas muchos sucios secretos a todos mientras te encubres fajo una fachada moralmente pervertida-solteé sintiendo toda la ira acumulada de este tiempo correr por mis venas- y aún así te atreves a engañarle de frente a ella. Si yo, soy una sucia escoria de esta vida, ¡tu eres un maldito enfermo!.

Volví a sentir un dolor insoportable expandirse por mi mejilla, no le presté atención solo me aliviaba por un segundo haber dicho la verdad.

-Escuchame bien-pronuncío frente a mí- aprovecha lo mas que puedas tus ultimos momentos, porque para mañana a primera hora, estaras ardiendo en el infierno. Y creeme tanto a ella como a mí, le encantara saber eso.

Empuñe mis manos con todas mis fuerzas al escucharle, aún tenia ira acumulada y partirle la cara sería una buena terapia.

-Excelente charla-añadío abriendo la puerta de la celda- le mandare tus saludos, no te preocupes. ¡llevenselo!.

Los guardias entraron rapidamente liberandome de los grilletes, logrando caer bruscamente en el frío suelo cubierto ligeramente por mi propia sangre. Desde el primer día he intentado salir de este lugar pero mi conciencia que creí muerta desde hace mucho me lo impide. Sabía que tarde o temprano terminaría aquí de alguna manera pero no de esta forma.

PaganosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora