CAPÍTULO 5 JARRAS DE SANGRÍA

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Al llegar a casa, comencé a prepararme para la exposición de la escuela. Después de unas horas de estudio y ya cansado por el trajín del día me voy a mi habitación, llevo mi tableta a la mesa de mi habitación y me pongo a buscar el Facebook a la chica que me gusta, Arlet. Un tiempo atrás había tenido el nombre de su Facebook, después que había tratado de enamorarla me eliminó de su cuenta, había sido un poco cruel la manera como ella lo había hecho, pero a pesar de esa negativa de parte de ella yo seguía intentando qué me vuelva aceptar como su amigo. Esta vez le volví a enviar otro mensaje de amistad, pero ella nada que nada. Entonces le escribí un mensaje privado a su Facebook.

Hola Arlet, muchas cosas quiero decirte... Hace mucho que no te escribo, eres la fuente de inspiración de muchos poemas que escribí para ti. Te invito a un lugar maravilloso, este lugar es hermoso, como un paraíso, veras palomas y aves que vienen del otro lado del mundo. Fuentes de aguas cristalinas y las flores más hermosas. Es un lugar maravilloso del que te hablo. Esta ubicado en el centro de Lima. Te invito a conocerlo yo pagaré las entradas. Te prometo que nunca más volveré a molestarte. Solo una vez y nunca más te volveré a pedirte nada.

Muchas veces la invite a salir pero ella no aceptaba salir conmigo, Sin embargo a tanta insistencia pude lograr que ella me acepte, después de haber batallado durante mucho tiempo, acepto a salir conmigo; me devolvió el mensaje diciéndome que saldría conmigo solamente una vez.

Yo estaba feliz. Tengo una sola oportunidad para decirle que la amo y que estoy enamorado de ella.

Habíamos quedado para el próximo sábado. Yo debo de estar allí, así haya un terremoto o un cometa se estrelle en la tierra. Nada ni nada me impediría estar con ella en este lugar que es una zona turística para todos los habitantes en el Perú y todas las personas que vienen de otros países.

Me acerqué a la ventana, la luna estaba llena y el cielo estaba despejado y se podía ver muchas estrellas, sentí en ese momento que las estrellas y la luna me habían dado su apoyo para volver a intentarlo una vez más.

Sentí que todo el esfuerzo que había hecho por fin había dado resultados.

Feliz y contento con la noticia me fui a dormir, sentía paz después de una gran guerra.

Al levantarme en la mañana me sentía con un nuevo ánimo para seguir estudiando; y las pesadillas que de vez en cuando tenía se espesaban a desaparecer.

Arreglé mi cama y me duché, me senté a desayunar, llevé un cuaderno en blanco y un lapicero, mientras esperaba que Esteysi terminara de hacer el desayuno, estaba escribiendo un nuevo poema para Arlet.

Viene Esteysi, trayendo el desayuno, (papa rellena y dos panes con aceitunas).

―Hola, Ryan, ¿Cómo te fue el fin de semana? ―dijo.

―Muy bien, estudiando mucho.

―¿Estudiando mucho? Pues parece que no estas estudiando nada y el corazón y la escritura; ¿Estas escribiendo cartas de amor? ¿Estás enamorado de una chica o qué?

―Sí, poco no mucho.

―¿De qué chica te enamoraste?

―Es una chica de la escuela.

―¿Y tu mamá ya sabe que estas que te derrites de amor por esa chica?

―No sabe, espero que no le cuentes nada.

―Si te comes todo tu desayuno, no le diré nada y si dejas algo de comida en el plato, ahora mismo le cuento todo a tu mamá

―De acuerdo, no quedará en el plato ni una partícula de comida ―dije. Ella trajo su desayuno a la mesa y se sentó en frente de mí.

LA BATALLA DE UN SUEÑO INVENCIBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora