El camino es largo y a veces la lucha parece inalcanzable. Pero un día se prende una luz que te impacta en la cara y se te abren los brazos y el corazón palpita acompañando la sed de justicia.
Comienza un proceso de idas y vueltas hasta que otro pedazo de luz te vuelve a dar un cachetazo. Porque es difícil, porque duele, porque la realidad te desgarra el alma.
Tantos años de negación empiezan a viajar en el espacio y un proceso de desintoxicación te lleva a observar desde una colina imágenes aterradoras que siempre habían estado ahí, pero que nunca te habían permitido sentir.
Tenemos una capacidad, se llama humanidad. Y la estamos esquivando, ocultando y negando todos los días de nuestra vida, porque cuesta, porque duele. Porque significa que se te va a dar vuelta la vida y no hay nada más desgarrador que enterarte de que tu pasado es una mentira que se encargó de explotar, torturar y asesinar a millones de seres inocentes obligados a servirte de esclavos.
Pero no hay nada más satisfactorio que arrancarte las vendas y liberarte de las imposiciones de este sistema opresor.
Conectar con quienes nos rodean sin distinguir entre especies, es entender que no somos más que nadie y que vivir en la manipulación es violencia. Tenemos que saber que negar la realidad es encadenarte a este holocausto sin fin.
Porque liberación animal, es liberación humana. Lo sabemos y lo estamos negando.
No podes pedir libertad a costa de esclavitud. Juntate de coraje y gritá.
