Capítulo único

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¡Dios cómo odiaba los lugares elegantes! Era como una patética fiesta de disfraces pero sin diversión y lleno de personas en extremo aburridas, pero lo peor es en ese especial momento en que tu amigo desaparece de la nada dejándote a tu suerte. "¿Cómo es posible que un idiota de casi dos metros de alto se pierda de mi vista tan fácilmente?", se preguntaba aún con la vaga esperanza de encontrarlo por algún lado, pues lo único que quería era marcharse de ahí y meterse bajo sus mantas hasta nuevo aviso.

Era obvio que no quería estar ahí, pero resulta que después de una ruptura e invernar durante un par de meses sus amigos creyeron que era momento de marcar presencia, sacarlo a patadas de su propia casa para que viviera un poco y dejara de sufrir por el "maldito conejo bastardo y desalmado" de su ex-palabras textuales de ChanYeol —la jirafa bastarda que llevaba media hora buscando por todos lados—.

La razón de todo esto era porque su lado dramático —aquel que no tenía ni la más mínima idea de que poseía— lo habían hecho aislarse de la vida por un total de tres meses y unos cuantos días, solo yendo a su trabajo y luego a su casa para ahogarse con sopas instantáneas, dulces y chocolates para luego dormir. Sus amigos lo dejaron ser por el primer mes, ya al segundo mes comenzaron a preocuparse y en el tercer mes ya decidieron que SeHun debía ponerle fin a su estúpida depresión y vivir un poco. Ya era suficiente el lamentarse por ese incordio, era momento de levantar esas espectaculares, redondas y muy envidiables nalgas de la cama y conquistar al mundo. Era momento de volver a las pistas con su excelente estilo, su porte de modelo lleno de seguridad; ser, en resumen, el maldito hijo de puta con aires de superioridad de hace tres años que era codiciado por muchos..., todo era cuestión de actitud.

"SeHun eres un maldito idiota con un cuerpo tallado por los mismos dioses demasiado sexy para ser real, que si no estuviera casado y con un hijo en camino no dudaría encamarme contigo importándome un melón ser el de abajo" le había dicho "sutilmente" JongDae, con todas las mejores intensiones de levantarle el ánimo y, porqué no, su autoestima.

¿Tan desesperado lo habían visto uno de sus mejores amigos como para convencerlo en colarse en una fiesta con uno de ellos? Al parecer si lo estaba, porque con solo esas palabras bonitas por parte de su amigo fueron lo suficientemente poderosas para que aceptara la ridícula idea de colarse a una fiesta donde desconocía por completo al anfitrión.

Si lo pensaba por un momento, no había nada que lo obligara a quedarse en ese lugar, podría fácilmente marcharse y al fin quitarse esa ropa elegante que le habían obligado a usar y solo hacía que se sintiera incómodo, ni mencionar los zapatos una talla más pequeños que los que regularmente usa. Definitivamente en unas horas —y acaso no en ese instante— aparecerían dolorosas ampollas en sus pies. Cada uno de los presentes vestía con clase, así que se podría decir que tuvo suerte que le dijeran con anterioridad que la fiesta era un evento elegante, sin embargo, aún así tuvo que usar un saco prestado, puesto que el propio se lo había llevado su ex en el momento que se fue del departamento..., ahora de seguro su saco estaría bajo las patas peludas de los perros de su ex suegra o en la basura, quién sabe.

Todo era un jodido asco, pero había dos cosas que le impedían irse a su casa —la cueva—; la comida realmente buena y los tragos que eran completamente gratis, dos cosas por la que soportaba hasta las infernales cenas familiares que cierto incordio lo obligaba a asistir.

"Vamos Hunnie, tenemos que ir. Mi madre te ama Hunnie". ¡Un montón de mentiras! Su jodida ex suegra lo detestaba por ser menor que JunMyeon y porque simplemente no era una chica con la que su hijo podría darle nietos.

Pensar en todo lo sucedido no era más que un dolor de cabeza, porque aún no comprendía qué había hecho mal, qué había hecho consigo mismo para terminar así. Sonrió irónico, jamás imaginó sentirse de esa manera al estar sin alguien a su lado, de seguro si hace tres años le hubiesen adivinado su futuro solitario y triste, lo más probable es que se hubiera reído a carcajadas hasta que el estómago le punzase y le brotaran un par de lágrimas. Había tratado de alejarse de los compromisos para evitar sentirse solo, triste y miserable. ¡Demonios sí que lo había evitado! Pero él, su estúpida sonrisa y sus estúpidos pero deliciosos besos lo hicieron caer.

El Beso [SeXiu / XiuHun | One-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora