Te amo

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—Naruto. Naruto, despierta.

Por más insistencia que hiciera sacudiendo sus hombros, el joven blondo no mostraba signos de despertarse. Dormía como una piedra, y se preguntaba como hacía para conciliar el sueño al aire libre y con el frio calando los huesos. No lo decía por él, sino por Naruto, un tritón soportaba las bajas temperaturas y estaba acostumbrado gracias a las cualidades de su cuerpo, pero en un humano las cosas varían.

—¡Que te despiertes, mocoso!-le dio un coscorrón en la cabeza, perdiendo la poca paciencia.

—¡Ah, eso duele, bastardo!-abrió los ojos de golpe, mientras sostenía su cabeza por el dolor.

El azabache frunció el seño.

—Te lo advertí varias veces, idiota. Es peligroso que duermes aquí, mira el cielo, ya es de noche. Vete a casa.

El oji-azul se levantó del césped sacudiendo sus ropas y adoptó una cara más serie de lo normal, observó a Sasuke fijamente lo que puso incomodo a este ultimo.

—Te estaba esperando...

El tritón de hermosas escamas azules bajó la mirada, odiaba que le mirara de esa manera, le hacía sentir completamente vulnerable. Se arrimó más en la orilla empapado como era costumbre, las gotas resvalándose por todo su pecho y humedeciendo el suelo con la larga cola acomodada a su lado.

—Naruto, debes saber que no siempre podremos vernos.

—¡¿Por qué no?!-preguntó molesto.—¿Romperás nuestra promesa...?

—Yo nunca dije eso, cumpliré mi palabra. Pero Naruto, al igual que tú, yo tengo una vida debajo del agua. Habrá ocasiones en las que no podré frecuentar esta zona, tengo responsabilidades como todo tritón. Que provenga de una familia legendaria, no me hace inmune a mis tareas.

No podía cuestionar nada. Sasuke era honesto, solo quedaba atesorar todos aquellos maravillosos momentos en el fondo de su corazón y no arrepentirse nada.

¿Qué clase de pensamiento era ese?

Parecía que fuera a morir...

¿Morir?

—¿Naruto, me oyes?

—¿Ah?

El ojinegro relajó su expresión tratando de tranquilizarse. Naruto le desesperaba en muchas ocasiones, no debería sorprenderle ya.

—Me iré entonces... no quiero molestarte-le dio la espalda sintiendo angustia en su interior.

—Tú nunca me molestas-sostuvo su muñeca suavemente, el frio y cálido contacto provocó en ambos una corriente eléctrica.

—Sasuke...-susurró.

Se dio vuelta repentinamente y se dejó caer junto al tritón para abrazarlo con fuerza. Un ansiado contacto que siempre necesitaba desde la muerte de sus padres, un acto de cariño al cual Sasuke no se rehusaba nunca.

—Sasuke-jadeó.

—Tranquilo-su pasiva voz despertaba paz en el blondo, una paz que creía algo fuera de este mundo. —Naruto, ven cuando quieras, solo avísame cuando y te esperaré, aquí en la orilla.

Hundió su rostro en el hombro del moreno captando la dulce fragancia que desprendía su cuerpo. El olor del agua de mar y algas.

—Te quiero-susurró quedito—Te quiero, Sasuke.

El hombre mitad pez suspiró, mirando el firmamento estrellado. La bella atmósfera nocturna con un manto resplandeciente de estrellas. Cerró sus ojos acariciando las hebras rubias.

Lágrimas de cielo azulWhere stories live. Discover now