La noche es fría y ciño más el abrigo de lana a mi cuerpo, solo quiero llorar y un dolor aparece en mi pecho, no hay heridas aparentes mas duele como si las hubiera. No hay nadie a mi lado, viernes noche y me encuentro sola, en un parque, paseando sin ningún rumbo y sin pensamiento alguno.
Me gusta la noche, por eso salgo solo cuando oscurece, me hace sentir como otra persona distinta, siempre dije que era por que la luna había hecho algo en mí. Solía decir cosas tan locas como esas sentada en mi cama mirando por una desgastada ventana entre esas paredes rocosas y ásperas. Al fin y al cabo sigo siendo esa niña sin amigos. Sin familia. Lamentable.
Nadie lucha por mi, yo lucho por las personas y tal vez quiero parar de hacerlo, no hay amigos reales ahí fuera, perdida en mis pensamientos, me poso en un banco que, si está frío, a mi no me importa.
Juego con mis mangas pensando en lo que realmente veo, doy pena. Una adolescente de quince años. Solitaria cuando debería estar llena de amigas. No lo estoy, debería molestarme, pero lo peor es que me gusta.
Oigo pasos y me giro hacía esa figura extrañamente familiar. Un chico alto, de unos grandes ojos azules y cabello corto junto con un aura demasiado oscura, inspira desconfianza, nadie sería tan imbécil para acercarse, nadie excepto yo.
Tiemblo más de la cuenta cuando se posa junto a mi, le miro. ¿Quién es?, no le veo casi la cara. Y es cuando lo observo durante más tiempo del habitual que media alguna palabra.
Su nombre, uno que nunca pensé escuchar, uno raro que me hace divagar durante unos cuantos segundos. No lo entiendo, ¿De que me conoce?. Sigo sin conocer su cara y solo cuando quita su bufanda para tendermela entiendo que no es alguien de quién desconfiar. Es en cierta manera encuentro acogedor ese movimiento rápido que hace cuando nuestras manos se juntan unos segundos al coger el obsequio. Formulo un agradecimiento y solo entonces se levanta y se marcha, dejando un rastro de confusión tras de mí.
¿Quién es él?, mi corazón late más rápido y lo miro confundida mientras se aleja. ¿Acaba de verme por primera vez y se a comportado así conmigo?, esto es raro, no se si me gusta, pero sé que esto acaba de hacer que una nueva etapa comience.
Y tal vez, solo, tal vez acababa de perder la poca cordura que tenía, todo pensamiento en mi cabeza iba dirigido a ese ser, no se que quiere, ni que busca pero creo que a obtenido algo más que mi atención, si no la oportunidad de hacerme daño siempre que quiera.
Y es en este momento que me doy cuenta que las personas tenemos dos caras y que solo mostramos la que nos conviene, cuando nos conviene.
Por que uno no es siempre quien dice ser, no es siempre lo que aparenta.
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Poca Cordura
Ficción GeneralAndrea está encerrada no sabe que hacer, ni dónde está, quiere que alguien la ayude, pero esa ayuda no suele llegar. Al menos no de momento.