Capítulo cuatro.

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—Hablé con tu madre sobre lo de mi viaje y... —fue interrumpida por la mirada interrogante del chico.

—¿Espera? ¿viaje? ¿de qué hablas? —le preguntó desesperadamente a su tía, quien rodó los ojos antes de contestar.

—Me iré a Gyeonggi por unos días, así que... —intentó explicarle pero el nuevamente se adelantó.

—Supongo que me dejarás a cargo de la tienda... —dijo, mirándola extraño.

—¿Enserio crees eso? cariño, te quiero, pero eres muy... distraído como para dejarte a cargo de mi tienda —respondió ella haciendo gestos raros, que terminaron de confundir más al chico.

—¿Me estás diciendo imbécil? —inquirió.

Ella inhaló profundo antes de responder, esto no sería nada fácil.

—No quise decir eso, contrataré a alguien para que te ayude. Si logra ganarse mi confianza, quedará a cargo de la tienda...para que no sea tan complicado para ti —mencionó ella, intentando hacer entender al chico pero este aún tenía un signo de interrogación en su rostro.

—¿Quién fue la pobre criatura que se ofreció a hacer este trabajo? —preguntó, suspirando.

—Tu amigo, el chico que siempre compra nuggets —le dijo ojeando una revista.

Jeongin palidecio.

—Pero...¿crees que tenga la suficiente responsabilidad para este cargo?, no me molestaría quedarme sólo... —manifestó, en un intento de que ella cambiará de opinión.

Sin duda,la idea de que Hyunjin trabajará en la tienda junto a él no era para nada buena, partiendo por el nerviosismo que se generaba en el chico, se le haría imposible atender tranquilo a los clientes. Además temía que el castaño se aprovechará de él sólo por querer saber el secreto para no engordar, debía de encontrar una manera para que él no hiciera de las suyas allí.

Aunque Jeongin era demasiado estúpido como para ponerle un límite.

—Eso lo veremos, en un rato llega —aseguró, observando el reloj que posaba en su muñeca

Tal y como dijo, dentro de 10 minutos Hyunjin estaba frente a ellos con una gran sonrisa. Al parecer, estaba bastante emocionado por trabajar en una de sus tiendas habituales, algo que le causaba cierto entusiasmo a la tía Jiyeon, puesto que luego de haber conversado con el chico le parecía que era la persona correcta para el cargo, claro, olvidando la situación del día anterior.

—Debo ir a hacer... unos trámites —comentó la mujer, dejando a él rubio con Hyunjin.

Él debía de comenzar en un rato a atender a los clientes que llegaban en masa a la tienda, algo así como una prueba puesta por tía Jiyeon. Así que Jeongin se dio un pequeño descanso y prefirió supervisar a su nuevo compañero de trabajo, quien se sentía un poco observado por el rubio.

Una chica de unos quince años se acercó al mostrador con dos grandes bolsas de frituras, a Hyunjin le tocaba atenderla por lo que intentó darse un tiempo al pasar cada producto por la caja. No estaba para nada contento con la compra de la chica, quizá porque le gustaría haber sido el quien la hubiera realizado.

Le entregó su vuelto y mantuvo la bolsa en la que estaban los nuggets sin atención de entregárselos aún. La adolescente lo miraba con una ceja alzada, esperando impacientemente su bolsa, pero esta símplemente no llegaba a sus manos, Jeongin le dio un pequeño codazo a Hyunjin para que de una vez por todas diera por hecha la compra, pero el estaba en una especie de trance.

Observaba atentamente la bolsa de nuggets, en su rostro se notaba la tristeza y el enfado que sentía en ese momento con la chica que había comprado sus adorados nuggets. A los pocos segundos, Jeongin le arrebató la bolsa a Hyunjin para dársela a la adolescente que los fulminaba con la mirada, para luego caminar irritada hacia la puerta.

Jeongin pensaba en la paciencia que debía de tener en los próximos días para que no volviera a ocurrir una situación así.

Era entendible que Hyunjin fuera un adicto a los nuggets, pero necesitaba controlarse.

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661 palabras.

დ˚. 𝗻𝘂𝗴𝗴𝗲𝘁𝘀 ‣ 𝗵𝘆𝘂𝗻𝗶𝗻 ɞDonde viven las historias. Descúbrelo ahora