comida japonesa.

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number five.
"of how Bright hates Japanese food and Win invites him to eat that."

Suspiró mientras observaba a Win caminar en su dirección; golpeaba el suelo con su pie impaciente, estaba a nada de querer odiar al chico por "obligarlo" a asistir a la cita con ese chico, Drake, con quién al final intercambio números, pero no podía, y lo confirmó justo cuando una suave ráfaga de viento sopló desordenando sus cabellos mientras el sol alumbraba sus suaves facciones; sacudió la cabeza con terror, su vida comenzaba a convertirse en una telenovela mexicana del canal 5.

Poco presupuesto y demasiado cliché.

—¿Qué sucede? —le preguntó el menor mientras él lo observaba con una ceja en alto, ¿era en serio la pregunta?, ahora no sabía si desarrollo una especie de fanatismo inconsciente por aquella caricatura, o decidió no verla jamás—. Oh, vamos, ¿de verdad sigues molesto por eso? no es tan malo, la verdad creo que ese chico es tú tipo.

Frunció el ceño con extrañeza. Tú eres completamente mi tipo, pensó mientras suspiraba intentando asimilar el hecho de que fue su subconsciente el que dijo eso. No entendía las razones de Win para emparejarlo, él jamás se había mostrado desesperado por conseguir una pareja, entonces, ¿por qué le decía precisamente eso?

—¡Ni siquiera soy gay! Además ese tipo solo habla de Naruto, tuve que buscar en internet que era eso solo porque creí que era un condimento para ramen —el mayor se cruzó de brazos esperando una respuesta de Win en el momento justo en que la campana comenzó a sonar anunciando el inicio de clases.

—¡Ah!, bien, prometo recompensartelo, te invitaré a comer al final de clases, quizá te envié un mensaje, ahora debo irme —dijo comenzando a correr hacia Off quien lo esperaba metros más lejos; Win agitó su mano a manera de despedida antes de aminorar el paso y ser abrazado por Off.

Bright entrecerró los ojos.

No, él no se estaba poniendo celoso, pero le parecía sumamente indignante la manera en la que el chico repentinamente lo había dejado de lado solo para irse con Off.

¿Qué necesidad? ¡El tenía a Gun!

Bufó girándose para caminar hacia su clase cuando su celular comenzó a vibrar, con una mueca extraña observó el nombre en la pantalla antes de responder con resignación, ¡Lo había visto ayer! ¿qué quería ahora?

—¿Qué? —preguntó con fastidio.

—¡Hola Phi! Quería saber si podías salir a comer conmigo hoy, prometo no hablar de Naruto y...

—Lo siento, hoy no puedo, tal vez luego —y colgó. Drake no era mala persona, lo sabía, y podía apostar incluso que a pesar de que se acabarán de conocer el chico se preocupaba por él, el tono de voz que había utilizado recién se lo demostraba, solo que Bright no sabía exactamente de que trataba de protegerlo. Tampoco se pondría a investigarlo.

Entró a su primera clase esperando a que su jornada escolar terminara, y, cuando el fin de clases fue anunciado, Bright salió de su aula antes de que se le otorgara el debido permiso girando su cabeza en todas direcciones a la espera de Win.

Estuvo alrededor de 30 minutos en la salida, esperando por el chico o un mensaje del mismo, y cuando por fin lo recibió estaba escrita una dirección acompañada de una breve disculpa diciendo que fuera primero porque tenía cosas que hacer.

Con curiosidad, y algo de tristeza, comenzó a caminar al lugar que Win le mandó pues nunca había estado allí antes; supuso que la comida era rica, pues el más joven tenía gustos caros, también supuso que esta no era japonesa dado que Win sabía su disgusto por dichos alimentos.

Para su desgracia no acertó en ninguna de sus supocisiones.

¿Por qué Win lo invitó a comer eso sí no le gustaba? Suspiró, no importaba, con tal de estar con el chico por unos momentos bastaba, solo verlo y platicar con él. Todo saldría bien. Al menos no estaría Off y tendría toda la atención de Metawin para él solito.

Cuatro. Cinco. Cinco y media. Seis. Ocho. Diez.

—Disculpa que te moleste pero ya vamos a cerrar —Bright levantó la vista y con un leve asentimiento apagó finalmente la vela que se había estado consumiendo frente suyo. Sus tripas rugieron de hambre, así que con algo de pena, Bright se despidió con una leve reverencia y un par de bahts para pagar sus cinco vasos de agua.

No comió nada por esperar a Win y que este eligiera lo que creía mejor —y menos feo— del menú, pero el chico nunca llegó; Bright ni siquiera se molestó en llamarlo, esa simple acción era suficiente para saber que no le interesaba al menor.

Y, aunque no lo quisiera aceptar, le dolía como el infierno.

miradas  𖤐 brightwin .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora