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─ Bienvenido, ¿buscaba algo en especial? — Jungkook sonrío, haciendo una pequeña reverencia a su primer cliente. Un chico bajo, pálido, peliazul y ojos felinos.

El chico hizo una mueca, echando un rápida vista al retrato de Taehyung. — ¿Eres el dueño?

Jungkook borro su sonrisa, de inmediato alzando una ceja — Sí, ¿necesita algo?

El peliazul asintio, después sonriendo. — Vivo a lado, la casa amarilla. Me gustaría llevar un ramo de esas.

El castaño giro hacía donde señalaba el pálido, un ramo de margaritas. Solto una carcajada baja. — Jimin, por favor trae un ramo de margaritas.

Su pequeño empleado tardo dos minutos en salir de la pequeña bodega, trayendo consigo el ramo pedido. Pero en cuanto enfrento a su cliente, se sonrojo y mordiendo su labio lo entrego. — Debe mantenerlas en agua para qu-que vivan por m-más tiempo.

El cliente mordió su labio, sosteniendo el ramo. — Soy Yoongi, hace unos días me mude y me gustaría invitar a ambos a casa para hacer alguna clase de fiesta de bienvenida.

— Soy Jungkook, y él es Jimin. — Jungkook hizo una mueca, rascando su cuello con nerviosismo.

Yoongi asintio, sacando su billetera. — Por favor, vayan.

— Yoongi, puede llevárselas sin pagar. Es nuestro primer cliente.

El peliazul suspiro. — Está bien, pero irán a casa ¿cierto? Compraré soju.

— Yo no puedo tomar, hyung. — El rubio hablo sonriente.

— Acepten.

— ¿Puede ser antes de las nueve? vivo algo apartado de aquí. — Jungkook hizo un casi imperceptible puchero.

— Vayan a las siete, estaré en casa.

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— Entonces le dije que era un idiota, no puedo creer que pensará que soy chica. Soy muy masculino. — hablo Jimin con un puchero y los brazos cruzados. — ¿Verdad que sí? Dime que sí.

Jungkook nego con la cabeza, con una sonrisa en su rostro.

— ¿Quieres más, Jungkook? — Yoongi levanto la botella de soju. El contrario asintio ya sintiéndose ebrio.

Llevaban alrededor de una hora tomando, con pequeños momentos de silencio incómodos y momentos de risa.

— Ya es tarde, me iré ahora. — Jimin dejo el vaso de jugo de naranja en la mesita de café e hizo una pequeña reverencia. — Hyung, ¿te irás ahora o te quedarás?

Jungkook abrio los ojos. — Me quedaré, no te preocupes. Por favor cuídate.

Jimin tardo cinco minutos en dejar la casa, Jungkook no notando su molestia.

— ¿Es dulce o amargo? — Yoongi pregunto refiriéndose a la bebida.

Jungkook sintió sus ojos cristalizarse y bajo la mirada a sus manos que sostenían el pequeño vaso de cristal. — Amargo, siempre sabe así.

— Deberíamos encontrar algo que convierta el sabor a dulce ¿no crees?

— Dudo que exista ese algo.

— ¿Cuál es la razón por la qué sabe amargo?

— Taehyung, mi novio. — Jungkook mordio su labio, dejando escapar una lágrima.

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