Intento 1

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La alarma de mi reloj me despierta con un sonido estruendoso, así que alargo mi mano para apagarla antes de que me rompa los tímpanos. Lo normal es que abra los ojos antes de que suene, pero hoy ha sido distinto y todo por culpa de los nervios que me carcomen el estómago. Hoy es sábado, el día marcado en mi calendario para mi nuevo intento por pedir la mano de mi novia. De solo recordarlo, vuelve a agitarse mi corazón y empiezo a sudar frío.

<Eres un cobarde, Darien. Le tienes miedo a tu suegro. ¿Cómo es eso posible?>.

Mi propia mente me juega en contra, pero, ¿cómo no estar muerto de miedo, si, cuando he intentado esto antes, he salido gravemente herido? De solo recordarlo un escalofrío recorre toda mi columna, intensificando mis temores muy bien fundados.

Jamás podré olvidar la primera vez que pisé la entrada de la casa Tsukino con la intención de pedir la mano de mi Serena. Iba con mi ropa impecable, dos ramos de rosas rojas, uno para mi hermosa novia y otro para mi querida suegra, además de un hermoso anillo en mi bolsillo. Ya le había regalado uno a Serena, pero este era especial, pues lo había comprado exclusivamente para pedir su mano delante de su padre. Sin embargo, todo salió mucho peor de lo que imaginé.

El señor Kenji se asomó a la puerta en cuanto escuchó el timbre. Pude ver su rostro serio que me observó de arriba a abajo sin ningún disimulo. De inmediato sentí ese escalofrío que me ha acompañado hasta el día de hoy cada vez que pienso en este tema. Tragué saliva y quise decir algo, pero antes de lograrlo, un gran pastor alemán salió del costado del jardín, haciéndome olvidar las palabras.

—Hola Darien —me saludó mi suegro, pero sentí la carga negativa en su voz, así que me puse más tenso que cable eléctrico.
—Señor Kenji, buenos días —fingí normalidad, pues lo menos que quería era que él supiera que tenía la ventaja en esta situación.
—Mi pequeña me dijo que vendrías hoy —soltó con sequedad, dándome a entender que no quería verme ahí con total claridad—. Mira, te presento a Rex, mi nuevo aliado en la casa —dijo, estirando su mano hacia el perro que de inmediato me mostró los colmillos, mientras me gruñía.
—Que lindo perro, señor Kenji —aseguré con una falsa sonrisa nerviosa, ya que por dentro estaba temblando de pánico de que ese perro se me lanzara encima.

<Sí, le tengo pavor a los perros grandes, debo admitirlo>.

—¿Verdad? Y es un excelente guardián.  Lo estoy entrenando para que proteja a mis hijos de cualquiera que quiera acercarse a ellos, sobretodo a mi pequeña Serena —me aseguró con total claridad, cruzándose de brazos, mientras me miraba con superioridad desde la entrada dr su casa.

<¿Pequeña? Insiste en llamarla así cuando ya es mayor de edad>, pensé con sarcasmo, muy para mis adentros, evitando rodar los ojos y decir cualquier cosa que me pusiera en más peligro del que ya estaba.

—Me parece muy bien, señor Kenji. Usted cree que podamos habl... —quise decir, pero el perro empezó a gruñir más fuerte en cuanto me vio dar un paso hacia adelante, haciéndome retroceder automáticamente.
—Lo siento, Darien, pero creo que no le caes muy bien a Rex. ¿Es muy importante lo que venías a hablar conmigo? —me preguntó, haciéndose el desentendido, el muy malvado.

<Aghh, viejo amargado...>, pensé, pero jamás de los jamases lo diría en voz alta, ¿verdad?

Bueno, al parecer sí se me escaparon esas palabras, porque lo único que recuerdo es ver al perro lanzarse encima mío, ladrando y gruñendo con rabia, por lo que tuve que correr por mi vida, literalmente. Fue todo un espectáculo, de hecho los ramos salieron volando por los aires, mientras los pétalos caían a mi alrededor y de fondo podía oír a la perfección la malvada risa de mi suegro, hasta que el perro agarró mi pierna, sacudiéndome con fuerza, mientras sentía como sus colmillos se enterraban en mi piel.

—¡¡¡Ahhh!!! —grité de dolor, esperando que alguien en ese lugar se apiadara de mi.
—¡Rex! —escuché que le dijo mi suegro, mirándome desde arriba con seriedad—. Ya déjalo —le ordenó de mala gana, para disimular un poco sus malas intenciones para conmigo, porque de algo que estaba y estoy seguro es de que mi suegro me odia con todo su corazón.
—¡Darien! —exclamó Serena, corriendo a mi lado—. ¡Papá! ¿Cómo pudiste?
—¿Yo? Pero si no hice nada. Fue él quien se atrevió a venir aquí sabiendo lo que pienso.
—¿Hasta cuándo, Kenji? —lo retó su esposa, jalandolo del brazo.
—Creo que se te pasó la mano esta vez, papá.
—¿A mi? ¿Por qué las dos se ponen de su lado? ¿Acaso no ven que él solo quiere llevarse a mi pequeña?
—¡Ya no soy ninguna pequeña, papá!

Se formó una discusión familiar a mi alrededor, mientras Rex seguía mirándome con ganas de terminar de comerme. Nadie se daba cuenta de que mi pantalón comenzó a marcharse de sangre y que la herida se infectaría si seguía ahí, sin atención médica.

<¿En que clase de aprieto me estoy metiendo? Serena... ¿no podías tener una familia más normal?>, pensé, viendo como seguían lanzándose acusaciones unos a otros por sobre mi cabeza, hasta que sentí como perdía las fuerzas, desmayándome en medio de la calle.

Desperté una hora más tarde con cinco puntos en mi pantorrilla, más una vacuna antirrábica en mi brazo, además de un pantalón roto y dos ramos de rosas perdidos. Ese fue el resultado de aquel primer intento, un total y absoluto fracaso.

Y desde ese día me pregunto, ¿insisto en pedir la mano de Serena o mejor me rindo? Esa es mi eterna duda...

<Y ustedes, ¿qué me recomiendan?>

Continuará...
______________

Buen domingo queridos lectores!!!

Esperamos que les haya gustado esta loca idea, para darle un toque de comedia a este encierro obligado.

Qué les ha parecido este primer intento de Darien?

Ojalá les hayamos sacado al menos una sonrisa, no somos para nada escritoras de comedia, pero esto se dio más fácil de lo que pensamos con la sola canción que les dijimos.

Muchas gracias por leernos y aceptar cada locura que pasa por nuestras cabezas.

Con cariño, Turquesa25Cat y Liss-san 💜🌹

Pedirlo o no pedirlo... esa es la cuestión Donde viven las historias. Descúbrelo ahora