ADAM
Creo que nunca antes había odiado tanto la soledad. Nunca se me pasó por la cabeza repudiar la cama en donde dormía, al menos hasta ahora.
Aunque creo que tampoco pensé que sentiría este gran vacío en mi interior. Es como si alguien estuviera aprisionando mi pecho impidiéndome respirar con facilidad, quitándome el aire que necesito para vivir.
Supongo que es debido a la falta de ella. Pareciera ser que con su partida todo sentido se ha esfumado.
Esta es una más de esas noches en donde no puedo sacármela de la cabeza, y pareciera ser que la única cura es beber hasta casi perder la conciencia –y temo volverme en un alcohólico por ello, temo hundirme y no encontrar una salida.
Sus ojos avellana no parecían querer borrarse de mi mente, sin importar cuánto lo intentara. Fue una de las cosas que más me atrajo de ella físicamente, y creo que esa es una de las principales razones por la cual, pasando el tiempo, ha sido lo único que, al cerrar los míos, puedo imaginarlos tal y como la primera vez que la vi.
Fue hace cinco años.
Puedo decir que logró captar mi atención en cuanto se apoderó de mi campo de visión. Vistiendo un suéter simple amarillo, unos jeans y unas Converse, fue capaz de grabarse en mi memoria, y encontrar su camino por mis venas.
De alguna manera se incrustó en mi piel sin darme oportunidad a negarme, a controlar lo rápido en que se volvió tan importante para mí.
Tanto así, que cada vez que estaba con alguien, no podía evitar imaginar que era ella a quien tenía a mi lado. Que era a ella a quien le hacía el amor cada noche. A quien podía besar como si no hubiera un mañana.
Debo admitirlo; por alguna razón no dejaba de comparar a las chicas con las que salía con June. Se había vuelto completamente inolvidable; y era detestable.
Odiaba no poder sacarla de mi cabeza, odiaba tener que recurrir al alcohol para tener unos minutos de paz. Porque eso demoraba en volver a aparecer: minutos.
Con el paso de los meses se volvió peor; no parecía haber una manera de olvidarla, de dejarla atrás. De dejar de aferrarme a ella.
Casi era como si no quisiera dejarla ir, sin importar lo mucho que fuera necesario. Mi cabeza decía una cosa, y mi corazón otra. Ya no sabía a quién escuchar, ya no sabía qué hacer.
Ya no sabía cómo seguir.
La conversación que tuve con ella por la noche luego de casi beber mi peso en alcohol seguía rondando por mi cabeza. Era una lástima que no fuera una de las personas que olvida lo que hizo borracho, porque en estos momentos lo agradecería bastante.
Quería culpar a August, realmente quería hacerlo. Sentía la necesidad de llamarlo y decirle que nada había salido como él dijo. Decirle que no parecía existir forma de poder recuperar lo que alguna vez tuvimos, lo que alguna vez fuimos.
Recuerdo lo que me pidió, y quiero golpearme por siquiera haberlo escuchado.
—Llámala, Adam, por favor... —ruega en un suspiro—. Ambos sabemos que no has podido olvidarla, y ella tampoco a ti.
—Te equivocas, August —digo con dureza, apretando mi mandíbula con fuerza—. Ya la dejé atrás.
Mi garganta quemó al decir esas palabras. Mi pecho se arrugó al sentir el peso de la mentira sobre mis hombros.
—Deberías dejar de mentir, de mentirte a ti mismo —gruñe entre dientes—. Porque esto los está matando –estar lejos del otro los está matando.
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ROMANTIC POETRY ©
Short Story𝐑𝐎𝐌𝐀𝐍𝐓𝐈𝐂 𝐏𝐎𝐄𝐓𝐑𝐘 | 𝐎𝐍𝐄 𝐒𝐇𝐎𝐓. ─ ❝Supongo que sólo necesitaba emborracharme para volver a amarte.❞ Fecha de inicio: 23/04/20. Fecha de término: 29/05/20. No acepto ningún tipo de adaptación sin mi consentimiento. Prohibido copia...