ROMANTIC POETRY ©

CAPITULO II.

JUNE

     No puedo creerlo.

     —¿Adam? —murmuro sin aliento.

     —Olvidé lo mucho que me gustaba cómo sonaba mi nombre entre tus labios—admite dejándome sin saber qué decir.

     —¿Por qué llamas? —es lo primero que sale, y quiero golpearme por ello.

     —Supongo que extrañaba tu voz—dice con sinceridad brotando de cada una de sus palabras—. Había comenzado a olvidarla, es incluso más bonita de lo que recordaba.

     No sé el motivo, no obstante, las lágrimas comienzan a empañar mi visión y debo cerrar mis ojos con fuerza para impedir que caigan.

     «Yo también había extrañado la tuya, Adam»

     —¿Qué quieres, Adam?

     El silencio invade la otra línea durante unos interminables segundos.

     —Estoy borracho —confiesa, soltando un suspiro cansado.

     —¿Dónde estás? —cuestiono cuando la preocupación aparece.

     No me llamaba la atención pensar que podría estar en algún bar de mala muerte, si era honesta.

     —¿Por qué tantas preguntas, preciosa?—puedo imaginarlo enarcando una de sus cejas y llevando su mano a su cabello para desordenarlo—. Me mareas.

     No digo nada, esperando que conteste lo que le he preguntado.

—En mi departamento—dice después de unos cuantos segundos en silencio, como si notara que aquello solo me preocupaba más.

     Logrando que me relaje, dejo la foto –la cual había estado aferrando con fuerza sin darme cuenta– sobre la mesita de noche y me recuesto en la cama mirando el techo.

     Suspiro sin saber qué más decir. Recuerdo la conversación con Gus y casi puedo apostar que él se ha contactado con él. A no ser que en realidad sea cuestión del destino, o algo por el estilo.

     —Han pasado dos años —muerdo mi labio inferior.

     —Lo sé—su voz llega como un susurro bajo, como si se estuviera hundiendo en sus recuerdos.

     Dejando de lado la apariencia dura y fría que quería mantener frente a todos, no lo era. No estaba ni cerca de serlo.

     Con el tiempo, y mucha paciencia, logré que dejara caer sus muros y me contó la razón por la que era de ese modo.

     Su madre había abandonado a su padre y, en consecuencia, a él. Se largó en cuanto vio la oportunidad y nunca más volvió. Dejó una nota en donde explicaba que no podía seguir con eso; no estaba preparada para criar a un niño, al cual no le tenía gran aprecio, si era honesta. Prefirió dejarlo con alguien que sí se preocuparía por él, y fue así como Adam creció junto a un hombre que hizo de papá y mamá; lo cuidó, lo protegió, y se preocupó.

     William era todo para él. Tuve la oportunidad de hablar con él incontables veces, y logré darme cuenta porqué Adam lo admiraba tanto. Se hizo cargo de lo que habían creado, y lo sacó adelante con su propio sudor y lágrimas. Fue difícil en un inicio, sin embargo, con la ayuda de los abuelos Young pudo ser más llevadero.

     Cabe destacar que, por el abandono de Alice, el pequeño niño sentía rechazo hacia las mujeres durante su adolescencia, y debo admitir que me costó bastante que me dejara entrar. También un par de lágrimas, no obstante, si tuviera que volver a vivirlo para tener la oportunidad de conocerlo, lo haría mil veces más.