Hola, olvide aclarar en el capítulo anterior que Rocío y Juliana son gemelas, Sofía está con vida y Vera es amiga de ambas hermanas.
Gracias por leer.
—Alirio, llévame a casa.—Valentina entro al auto con una sonrisa triunfal y no era para menos, después de dos horas hablando con los socios, presentándose como la nueva CEO y cerrarle la boca a más del 50% de aquellos participantes; la junta había terminado con más de 87% a favor de Valentina. Sin duda había tenido una reunión muy productiva.
Alirio la miro por el retrovisor regalándole una sonrisa—Me da gusto que todo haya resultado bien.
—Se lo contaré a Eva.
—¿Quiere que nos detengamos en algún lugar antes de llegar a su casa?.
—No, no es necesario.
Valentina lo único que deseaba en ese momento era descansar, sí, también quería contarle un poco de su logro a su hermana pero sabía que lo más probable era que Eva ya estuviese dormida, pues en Londres ya eran más de las tres de la madrugada.
Por la mañana hablaría con ella.
A Sofía la estaba enloqueciendo su hermana quien no paraba de ver el reloj que había en la sala. Faltaban menos de dos horas para que aterrizará el vuelo de Rocío, su otra hermana y gemela idéntica de Juliana.
Estaba intentando concentrarse en su celular, pero la florista y su reloj se lo estaban haciendo difícil.
—No porque lo observes, va a avanzar más rápido.—Buscar la manera de explicarle a una Juliana desesperada como funciona el tiempo no era exactamente la tarea más sencilla en la casa Alcázar.
—¿No estás emocionada porque Rocío va a volver?—pregunto Juliana entusiasmada, Sofía rodó los ojos agotada de esa pregunta, era la quinta vez que se la hacía.
—Juliana, neta deja de ver el reloj o le voy a quitar la batería—amenazó la menor.
—Ya, está bien—se rindió soltando una risa leve, se sentó en posición de indio sobre el sillón. Estaba prohibido subir los pies en los muebles.
—Juliana, baja los pies y siéntate bien-— Apareció la madre con un café en sus manos, la mencionada rápidamente obedeció.
Su madre era una persona tranquila y amigable, pero cuando se enojaba, hasta el diablo tenía miedo.
—¿Y papá?.— Fue Sofía quien preguntó a su madre dejando, por fin, a un lado su teléfono.
—Arreglando unos papeles del hospital para el sábado—informo la mujer mayor mirando a Sofia—. ¿Ya estan listas?, no tardamos en irnos, escuché que hay mucho tráfico.
—Solo debo arreglar unas cosas. Ahorita vuelvo— dijo Juliana antes de ponerse de pie y marcharse escaleras arriba con una sonrisa, quería darle un último retoque al cuarto de su hermana. Principalmente la maceta de "nomeolvides" que cuando eran niñas le había obsequiado, todo estaba igual a cuando Rocío se había ido; la pintura en las paredes se mantenía azul, su estantería de libros perfectamente ordenada, las fotografías colgadas en la pared. Todo seguía exactamente igual. Acomodó la maceta en medio de la habitación, esa flor era muy importante tanto para ella como para su hermana.
—¡Jul, vámonos ya!—el grito de Sofía resonó en toda la casa.
—¡Voy!—dió un último vistazo al cuarto dejando escapar una sonrisa que reflejaba su emoción por el regreso de su hermana. Finalmente salio y cerró la puerta.
Valentina se encontraba solo en sostén observando su camiseta manchada de lodo, «¿Cómo voy a hacer para quitarle esa mancha marrón?» se repetía una y otra vez esa pregunta.
—Tal vez solo deba tirarla y ya—murmuro para ella misma cruzándose de brazos.
En Londres ella tenía a Eleonor, la ama de llaves que le ayudaba en las tareas del hogar. Acababa de llegar a México, se estaba instalando en una casa que tenía muchísimo tiempo sin ser usada, por lo tanto no había nadie que le ayudará.
—Mañana compraré otra—tomó la camisa y la arrojó al bote de basura. Fue a su armario y tomó una camiseta, ya algo vieja y desgastada, que decidió usar como pijama. Apagó la luz y se acostó.
Giró en su cama una y otra vez, sin poder conciliar el sueño, no encontraba su lugar, su mente trabajaba dándole mucho que pensar, no la dejaba dormir. Las horas pasaron y cuando se dió cuenta ya pasaba de la media noche.
Era entendible, ese lugar era nuevo para ella, no era su casa. Por primera vez se sentía sóla.
«Me gusta la soledad.»
Pero no entendía ese sentimiento de miedo, ansiedad y melancolía al saber que estaba sola en una nueva ciudad. Volvió a girar en su cama. Miro el pequeño reloj que estaba en su buro y sumo las horas de diferencia entre México y Londres, apenas estaba amaneciendo, no podía llamar a su hermana aun.
Soltó un suspiro y se tapo completamente.
En la casa Alcázar, Juliana y Sofía estaban en la habitación de Rocío platicando con la doctora. Ambas sentadas sobre la cama de la dueña, en posición de indio, viendo cómo su hermana desempacaba su maleta.
—Ya se fueron a dormir nuestros padres, dinos, ¿conociste a alguien?— pregunto Sofía levantando las cejas de manera pícara. Una pregunta dirigida hacía Rocío.
—No seas chismosa— dijo Juliana soltando una risa dándole un golpe con la almohada a la hermana más pequeña.
Rocío solo sonrió—Nada serio.
—Por lo menos cogi...
—No seas metiche Sofía—Juliana de nuevo golpeó a su hermana menor con la almohada.
—Tenemos 25 años, obvio algo tenía que pasar—comentó Rocío de manera tímida.
—¡Sí cogiste!—exclamó Sofía.
—Callate Sofía—exclamaron Juliana y Rocío al mismo tiempo. Sofía rodó los ojos.
—Neta, deben dejar de decir las cosas al mismo tiempo y terminar la oración de la otra. Dan mucho miedo cuando hacen eso.
—Lo que tú tienes es envidia.— Juliana le mostró la lengua a su hermana menor.
—Eres la única que está siguiendo mi consejo, porque aquí mi amiga— la menor señaló a Juliana—, está decidida a esperar a su "príncipe" perfecto.
—Que tonta—dijo Rocío burlándose de su gemela.
—Cuando lo tenga voy a ser yo quien me burle de ustedes.
—Chicas ya vayanse a dormir, dejen a su hermana descansar ya mañana hablaran todo lo que quieran pero hoy tuvo un largo viaje—entró Eva, la madre de las tres hermanas a regañarlas.
—Pero ma, está bien interesante la plática— Sofía miro a su madre con súplica.
—Nada de que está interesante ni que nada, vayanse a dormir ahorita. Las escucho hasta el cuarto, por dios— exclamó la madre señalandolas a todas.
—Buenas noches Ro.— Juliana fue la primera en levantarse de la cama y besar la mejilla de Rocío antes de salir a toda prisa.
—Descansa.—Sofía siguió a Juliana.
Rocío soltó una carcajada cuando su madre la miró con una ceja arqueada.—Buenas noche ma.
Y la mujer mayor salió del cuarto. Rocío estaba feliz de haber vuelto a su lugar, su hogar. No podía sentirse más tranquila.
Por otra parte Juliana no dejaba de sonreír, sentía calma al saber que su hermana estaba de vuelta y estaba perfectamente bien. Todos los años que Rocío se la había pasado en Suecia no dejaba de preocuparle que se sintiera sola, así que trataba de estar al pendiente del teléfono la mayor parte del tiempo, pero ya había terminado.
Tener a su familia reunida de nueva cuenta la tenía muy emocionada, no podía esperar a despertar y enseñarle a su hermana la florería qué ahora tenía.
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La chica de las flores
FanfictionJuliana tiene un florería es amante de dar color a las cosas. Valentina es CEO de una cadena de hoteles 5 estrellas. Tal vez Juliana pueda darle un poco de color a la vida de Valentina.